La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ratificó la condena de 17 años de prisión a José R.Ll.A. y a Ana Ll.A., al considerarlos autores de un homicidio por omisión del que fue víctima su madre, encontrada muerta en agosto de 2015 en el barrio de Los Gladiolos.

La anciana tenía 76 años y residía en la casa de su propiedad junto a su hijo, la esposa de este, que aceptó una pena de tres años de cárcel, y el hijo de ambos. Aunque la hija no convivía con ellos, acordó con su hermano compartir el cuidado y atención de su madre, que padecía desde el 2000 una serie de enfermedades, como osteoporosis, artrosis, incontinencia urinaria y adicción a los tranquilizantes y demencia senil. Además, tuvo dos intentos de suicidio.

La anciana padecía un deterioro progresivo, perdiendo la posibilidad de caminar, y autonomía para realizar las actividades básicas, como asearse o comer. La Sala considera probado que "desatendieron totalmente sus necesidades más elementales, dejando de alimentarla mínimamente, asearla, limpiar su entorno, cambiar su posición en la cama y curarle las heridas". Todo ello desembocó, como resultado "previsible y evitable" en el fallecimiento a finales de agosto, del que avisaron a las autoridades un día después. El TSJC no alberga duda alguna de que la causa fundamental o principal del fallecimiento fue "una desnutrición crónica, anemia severa, úlceras de cúbito infectadas y bronconeumonía aguda purulenta". A ello habría que añadir un cuadro de infección grave, especialmente debido a las heridas, y como causa inmediata de la muerte se apunta a un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda. El recurso se basó en aspectos como que en la sentencia no se expresó de forma clara y terminante cuáles eran los hechos probados o que pese a que es cierto el lamentable estado en el que falleció la víctima, la responsabilidad no es sólo de la familia sino también a la dejadez y falta de hacer de la médico y la enfermera. Consideraban que no se trató de un homicidio sino de un delito de abandono de familia. Pero el TSJC da por acreditado que los hijos eran conscientes del estado de salud de su madre, de la gravedad de las llagas y de su obligación de curarlas, para lo que recibieron indicaciones de la enfermera. De hecho, el centro de salud está a escasos metros de la casa y tenían una silla de ruedas para trasladarla. Recordaron que su estado de salud no era tan grave antes de morir, que conversaban con ella, tenía movilidad y desconocían que sus heridas estaban infectadas. El personal del centro de salud y los policías relataron el estado de suciedad y abandono en el que hallaron el cadáver. Las pruebas forenses detectaron que la anciana llevaba días sin comer y sin ser aseada, ni atendida adecuadamente.