R.O.S.C. fue condenado a dos años de cárcel, a una multa de 1.300 euros y el decomiso de otros 365 euros que llevaba cuando fue detenido en diciembre de 2016, momento en el que se descubrió que portaba 16 gramos de cocaína y 18 de MDMA.

Fue interceptado por la policía cuando desembarcaba en su coche del ferry que procedía de Las Palmas. En el juicio, asumió que llevaba estas sustancias, pero para uso propio. Confesó que puede llegar a tomar dos gramos de cocaína diarios y que el MDMA lo habría consumido en varios fines de semana. La Fiscalía pedía cuatro años de prisión, pero finalmente se tuvo en cuenta atenuantes como que la cantidad no era significativa y que no tenía antecedentes. La Sala tampoco considera que existan indicios de que se viniera dedicando de forma exclusiva y a media o gran escala a esta actividad, por lo que se concluye en la sentencia, que no es firme, que como mucho procedía a la venta ocasional al por menor de la droga como medio de obtener ingresos adicionales a su labor profesional.

Las ganancias que hubiese obtenido con la venta de ambas drogas habría llegado a los 1.200 euros. Indicó que ese día venía desde Lanzarote para mudarse a Tenerife, tras haber residido en la primera de las Islas durante tres años trabajando en un bar de copas. Un argumento que la Sala descarta en cuanto que en el coche no se encontraron los suficientes elementos como para determinar que estaba llevando a cabo una mudanza.