Un Tribunal del Jurado juzgará la próxima semana al joven aficionado a los juegos de ordenador que supuestamente mató en 2015 con unas tijeras de cortar metal a una estudiante de 27 años de La Palma que vivía en su edificio, en Las Palmas de Gran Canaria, después de que se quejara por sus gritos.

El joven, Alberto M.P., se enfrenta a una condena de 20 años de prisión por un delito de asesinato, según las conclusiones provisionales del fiscal Pedro Gimeno, quien considera que, pese a que el acusado presenta niveles muy elevados de introversión y aplanamiento emocional y frialdad respecto a estos hechos, era plenamente consciente de sus actos.

De acuerdo con la versión del Ministerio Público, el acusado, un estudiante de ingeniería informática que vivía en la casa de sus padres, el 27 de octubre de ese año jugaba a una partida de multijugador en línea cuando fue amonestado por los ruidos que hacía por su vecina, quien vivía desde hacía tres años en un piso de alquiler de los padres del procesado, situado en la planta superior.

El joven hizo caso omiso de su vecina y continuó con su juego hasta que, por razones que se desconocen, fue a casa de la estudiante y tocó a su puerta sin que esta abriera.

Posteriormente, según el fiscal, se dirigió al bajo del edificio, que también era de sus padres, donde cogió las tijeras cizallas, de 40 centímetros, y volvió al piso de la víctima, comenzó a tocar al timbre insistentemente y dio diversos golpes a la puerta hasta que la joven le abrió y, de manera súbita, el acusado le asestó primero un golpe con las tijeras en el rostro y, tras caer al suelo, donde quedó indefensa, siguió golpeándola en el cráneo.

Tras su acción, el acusado volvió a su casa y limpió los restos de sangre de la víctima que quedaban en su cuero, se cambió de ropa y, después de guardar las prendas manchadas en varias bolsas de basura, las arrojó a varios contenedores, expone la acusación pública.

La joven que compartía piso con la víctima halló a su compañera media hora después mientras agonizaba, por lo que acudió en busca de auxilio a casa del procesado, quien fingió desconocer lo ocurrido, detalla el fiscal.

Así mismo, el acusado, días más tarde, el 1 de noviembre, entregó a un amigo un maletín de ordenador cerrado con candado, en cuyo interior se encontraban las tijeras empleadas en la muerte de la joven, y le pidió que lo guardara sin conocer su contenido y su participación en el crimen.

El fiscal expone que el acusado no había tenido con anterioridad episodio o crisis psiquiátrica de cualquier tipo y presenta una personalidad con niveles "muy elevados de introversión, con aplanamiento emocional y frialdad en relación a estos hechos y déficit de empatía", aspectos que entiende que no influyeron en su acción.

El Ministerio Pública solicita que el acusado indemnice a los padres de la víctima con 100.000 euros a cada uno y con 50.000 a la hermana.