Dos acusadas de un delito continuado de falsedad en documento mercantil y de estafa agravada por valor de 99.000 euros dicen que en realidad estas cantidades eran pagos en B a los que recurría de forma continua la empresa donde trabajaban. La Fiscalía pide para cada una cuatro años de prisión, mientras que la compañía como acusación particular los eleva a 4 años y nueve meses, además de exigir la devolución del dinero del que supuestamente se apropiaron.

El Ministerio Público les atribuye haberse puesto de acuerdo para manipular desde 2006 a 2013 las hojas de contabilidad, introduciendo filas ocultas que recogían nombres de personas que, o bien no eran trabajadores de la empresa, o bien no lo eran en los períodos en los que se pagan los extras. Supuestamente las querelladas confeccionaban luego un cheque que cobraban en los bancos e introducían las cantidades que correspondían a cada trabajador para su entrega en efectivo, quedándose con el importe de las casillas ocultas. En la Audiencia Provincial, J.A.S.G. declaró que ejerció de auxiliar administrativo entre 1997 y 2013, cuando fue despedida.

Aseguró que todos los datos de la contabilidad eran conocidos por sus superiores, que daban las órdenes para efectuar los pagos en negro. Entre las supuestas irregularidades estaría que se hacían abonos en B a trabajadores inexistentes, a otros que ya no estaban en la empresa, a jubilados, con las que existía algún compromiso o para cubrir una parte de las nóminas. En este último caso se entregaba un sobre a un conductor que lo repartía por las obras y se lo daba a los encargados para que pagaran a los trabajadores. La acusada aseguró que cualquier persona podía entrar en su ordenador y manipular los documentos. "Era habitual trabajar con dinero en negro que se guardaba en una caja fuerte a la que solo tenía acceso el accionista único", indicó la procesada, que negó que se quedara con dinero alguno. La otra procesada, I.M.P.H. trabajó 19 años en la constructora y negó que supiese elaborar "hojas excel". Dijo que sí era conocedora de que se funcionaba con "dinero oculto" de forma habitual y que jamás se hacía nada sin contar con la participación del asesor fiscal y del gerente. Estos pagos llegaron alguna vez a los 1.200 euros al mes y en un momento dado se intentó que los trabajadores firmaran los recibos, a lo que algunos se negaron. Apuntó que "la contabilidad en B tuvo lugar todo el tiempo. Igual que entraba se iba casi el mismo día en que se pagaban las nóminas. Allí estaba todo muy controlado y nadie podía quedarse con un euro". Varios extrabajadores indicaron en la sesión de ayer que fueron contratados un mes, pero aparecían pagos por más tiempo.