Un atropello múltiple en el casco antiguo de la ciudad de Münster, con dos muertos y una veintena de heridos, provocó ayer el pánico en Alemania, que revivió el temor a un atentado yihadista hasta que el conductor fue identificado como un alemán aparentemente con trastornos psicológicos.

"Nada apunta en estos momentos a que haya un trasfondo terrorista, aunque hay que esperar y se investiga en todas las direcciones", manifestó cinco horas después del suceso el ministro de Interior del estado de Renania del Norte Westfalia, Herbert Reul.

El conductor de la furgoneta que protagonizó el brutal atropello y se suicidó de un tiro en el mismo vehículo es un ciudadano alemán, "y no un refugiado o algo parecido", añadió el responsable de Interior para zanjar rumores y especulaciones.

El suceso tuvo lugar cerca de las 15.30 hora local (13.30 GMT), en una zona de calles estrechas y muy concurridas y en un sábado de temperaturas casi estivales, por lo que locales y cervecerías habían montado sus terrazas al aire libre.

Según relataron testigos presenciales a los medios locales, la furgoneta avanzó a gran velocidad hasta arrollar a un grupo de personas sentados en una terraza. Poco después la policía de Renania del Norte Westfalia, el "Land" en el que se encuentra Münster, informaba a través de Twitter de que había "muertos y heridos".

Las fuerzas de seguridad evacuaron la zona y pidieron evitar el centro de la ciudad para facilitar su investigación y el trabajo de los servicios de rescate, mientras fijaban un amplio dispositivo de seguridad.

Un portavoz policial confirmó entonces la muerte de tres personas en el atropello -cifra rebajada luego a dos- y señaló que había veinte heridos, seis de ellos de gravedad.

Según explicó, los especialistas estaban también investigando un objeto sospechoso encontrado en la furgoneta, ante la posibilidad de que pudiera tratarse de un explosivo.