El hombre de 36 años que se encuentra preso, tras su arresto como supuesto autor de matar a su expareja de una paliza en Burgos, tenía pendiente una requisitoria de búsqueda y detención desde el pasado 6 de abril por el quebrantamiento de una orden de protección para la víctima formulada el 24 de marzo.

La mujer, S.P.M., de 34 años, había planteado una denuncia por malos tratos contra su expareja, J.D.L.C., el 23 de marzo de 2018, tras lo que el Juzgado de Guardia abrió diligencias y dictó un auto de orden de protección con fecha 24 de marzo, han informado hoy fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

Horas después, supuestamente se quebrantó la orden de protección acordada cuando una dotación policial reconoció a ambos dentro de un mismo vehículo.

Una vez recibidas ambas actuaciones, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer acordó mediante un auto de 26 de marzo la detención inmediata de J.D.L.C., y el 6 de abril dictó la expedición de una requisitoria de búsqueda y detención.

Ya con anterioridad, la víctima formuló denuncia por malos tratos, en concreto el 18 de octubre de 2017 contra su entonces pareja, J.D.L.C., que dio lugar a la apertura de diligencias urgentes.

Tras un informe del Ministerio Fiscal, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer dictó auto de sobreseimiento provisional el 23 de noviembre de 2017 al haberse acogido la perjudicada a su derecho a no declarar, manifestando su deseo de no ser reconocida por el médico forense y no solicitando una orden de protección.

S.P.M. murió sobre las 21.00 horas del pasado domingo en el Hospital Universitario de Burgos, después de que la madrugada anterior recibiera en la calle una paliza supuestamente a manos de su expareja, quien fue arrestado por el suceso, informaron fuentes de la investigación tras el crimen,

El Juzgado de Instrucción Número 3 de Burgos ordenó ayer el ingreso en prisión, comunicada y sin fianza para el hombre de 36 años, de origen colombiano.

El arrestado será investigado por un delito de homicidio, sin perjuicio de una ulterior calificación, y por un delito de quebrantamiento de orden de protección.

También ayer, más de un centenar de personas, amigos, familiares y conocidos despidieron a la víctima en la capilla de la Funeraria San José de Burgos, donde se ofició el funeral.