El fiscal antidroga de la Audiencia Nacional Ignacio de Lucas ha elevado a definitivas su petición de penas que suman 102 años de prisión para cuatro narcos que dejaron morir a un joven que hacía de "mula" al que practicaron una laparotomía tras su muerte para extraerle las ''bellotas'' de cocaína de su intestino; acto seguido le decapitaron y descuartizaron introduciendo sus restos en una maleta que el principal acusado tiró en una zona boscosa de Francia.

El representante del Ministerio Público entiende que en la vista oral ha quedado probado que los cuatro integrantes de la red actuaron como una estructura jerarquizada que "no hizo nada" para evitar el fallecimiento del joven gijonés Fernando Bernardo, acaecido tras reventársele una de las 67 cápsulas de droga ingeridas antes de viajar a Suiza.

Por ello ha elevado a definitivas su petición de 30 años de prisión por el delito de homicidio por omisión y delito contra la salud pública para el presunto cabecilla de esta red, Heriberto Reyes alias ''Yoni'' y de 24 años para los otros tres integrantes: Benjamín Guzmán, Alba Leidy Carrera y Alexander Méndez por los mismos delitos.

"DESPRECIO ABSOLUTO POR LA VIDA HUMANA"

"Los acusados son absolutamente insensibles. No ya a la salud de Fernando Bernardo sino a su agonía. Solamente acudiendo a ese ánimo de lucro y de desprecio absoluto por la vida humana, que es impropio de cualquiera de los atributos de los seres humanos, se puede entender su conducta", ha dicho el fiscal en su turno de conclusiones.

Igualmente ha dado validez a la declaración que prestó su expareja en calidad de testigo durante el juicio y que dijo que éste le envió mensajes de texto al móvil el mismo día de su muerte, en los que le advirtió de que se encontraba mal. Incluso le dijo que memorizara el nombre de Heriberto Reyes por si le pasaba algo.

Por ello ha concluido que Bernardo es doble víctima, por un lado de su adicción a la droga -que le llevó a trabajar de ''mula'' tras adquirir una deuda de 14.000 euros con Reyes-- y por otro lado por la forma en la que se produjo su muerte y ha añadido una pequeña modificación en sus conclusiones que recoge que tras su fallecimiento, los acusados enviaron desde su móvil un mensaje a la pareja haciéndose pasar por él y que decía "me cortaron el teléfono". También ha pedido que se indemnice a la madre con 140.0000 euros.

"Los acusados participaron en el proceso que generó el riesgo mortal para la vida de Fernando porque todos intervinieron en el tráfico de drogas y son eslabones de una cadena en el cual él es el más débil. Todos sabían que iba a consumir cocaína en el domicilio y cobraban por ello", ha expuesto el fiscal ante el tribunal presidido por el magistrado Alfonso Guevara.

Así, ha dicho que Reyes organizaba los transportes de cocaína desde Madrid a Burgos, reclutaba los ''correos'' entre los cuáles estaba Fernando y encontró además el piso franco de Villadiego donde se producían las ingestas.

Benjamín Guzmán era su persona de confianza y a la que se recurrió para deshacerse del cadáver mientras que los otros dos acusados vivían en el "piso franco" y cobraban por alquilar la habitación a las ''mulas''.

DECLARACIONES CONTRADICTORIAS

El fiscal antidroga también ha evidenciado que los acusados han incurrido en numerosas y continuas contradicciones no solo con los demás sino entre ellos mismos y que en sus interrogatorios se puso de manifiesto que todos eran responsables por el delito de homicidio por omisión y por dolo eventual.

Ellos, por su parte, negaron ser responsables de lo ocurrido y apuntaron que recibían órdenes de ''El Gordo'', un presunto jefe de la red a quien no se habían referido en ningún momento hasta el juicio.

Respecto al delito contra la salud pública, el fiscal determina que no se está ante un entramado complejo pero sí ante una organización con dimensión transnacional (comenzaron transportando la cocaína desde República Dominicana) porque fue estable y permanente en el tiempo. En el caso de la víctima mortal, se trasladaba con una frecuencia de dos veces al mes para transportar las cápsulas de cocaína en su estómago y que pesaban cerca de un kilogramo.