Desde un principio, la Guardia Civil consideró que las explicaciones que Francisco P.A. daba sobre la muerte de un vecino de Fuencaliente, que tuvo lugar a finales de 2015, eran "incongruentes" y estaban repletas de "mentiras". El procesado dijo que por la tarde había conocido en un bar en Las Manchas a la otra acusada Candelaria H.H., que le comentó que la víctima la insultaba constantemente y por ello decidió ayudarla. Pero, en realidad, ambos eran pareja desde hacía cinco meses, a la vez que el hombre también mantenía una relación sentimental con el fallecido.

Posteriormente, Francisco P.A. cambió la versión y declaró que aquella noche había acudido a la casa de su amigo para pedirle que le devolviera una motosierra. La conversación se fue volviendo cada vez más violenta, el fallecido salió de la tienda de campaña con un cuchillo y Francisco P.A. utilizó un machete para defenderse. En el juicio ha hecho recaer todas las culpas en la mujer, a quien en los últimos meses por medio de cartas también ha intentado convencer para que diga que cometieron el asesinato porque el fallecido quería violarla. Días antes del trágico suceso, el imputado realizó casi cincuenta llamadas telefónicas a la víctima; la última duró 12 minutos. De lo que no hay constancia es de que el fallecido hubiese llamado a Candelaria H.H. para insultarla, tal y como la pareja asegura.

Para los investigadores la versión que ofreció Francisco P.A. "no tenía respaldo alguno ni se basaba en un solo dato objetivo". Por ejemplo, no se encontraron evidencias de que se estuviera ante una pelea sino que, muy al contrario, las heridas se produjeron cuando la víctima pretendía defenderse. Candelaria H.H. sí colaboró desde un primer momento y ofreció una versión de los hechos más creíble. El arma homicida estaba enterrada en su patio. Un equipo de Policía Judicial se desplazó el mismo 10 de octubre a La Palma desde Tenerife en helicóptero, dada la relevancia del caso. El cuerpo presentaba signos "evidentes" de violencia y estaba situado en el exterior de una tienda de campaña en el huerto de la casa familiar, donde solía pasar a veces las noches. Los investigadores comenzaron a tirar del hilo a partir de las llamadas registradas en el móvil del fallecido que les llevaron a un teléfono fijo cuyo titular era la hija de la acusada. A la vez, tuvieron noticias de que aquella misma noche una mujer fue atendida en el hospital insular por la amputación de un dedo con una arma blanca. Nada más acudir a la casa en Los Llanos de Aridane, la madre dijo: "¡Yo no he hecho nada!" y apuntó a Francisco P.A. como principal autor. En el suelo del coche se encontraron tirados doscientos euros en billetes de cincuenta.

Los forenses que intervinieron ayer en el juicio por el asesinato declararon que, por las pruebas que han obtenido, fueron dos los atacantes. En base a dichas manifestaciones, uno de los implicados utilizó un machete y el otro, un cuchillo.

Los citados profesionales explicaron que hubo muchas heridas, tres de ellas mortales, que se localizaron en el cráneo.

Haciendo una posible secuencia de lo ocurrido, el principal corte se produjo en la cabeza cuando la víctima salía de la tienda de acampar en la que a veces se quedaba en el huerto de la casa familiar.

Luego se sucedió una importante serie de cortes, de los que tres fueron realizados con un cuchillo, arma que supuestamente es la que usó la acusada, Candelaria H.H.

Aunque ninguna de las lesiones tenía la suficiente entidad como para causar la muerte, el puñal fue clavado "con cierta fuerza".

La víctima apenas consiguió levantarse durante un momento y lo único que pudo hacer fue defenderse o como mucho forcejear.

Probablemente, la amputación de un dedo se ejecutó con el machete y después hubo otras heridas hechas con tanta fuerza que alguna llegó al hueso.

El análisis de sangre desveló que horas antes el fallecido había consumido alcohol y cánnabis en cantidades moderadas.

La muerte tuvo lugar entre las dos y las tres de la madrugada del 10 de octubre y el cadáver no llegó a ser nunca movido por los asaltantes, según confirmaron ayer los forenses.

No hay tercera persona

Lo que sí se descarta de forma rotunda es la participación de una tercera persona, como asegura el hermano de la víctima. Los investigadores dicen que el asesinato se hizo "sin medidas de seguridad", hasta el punto de que al día siguiente los sospechosos llamaron al teléfono del asesinado para saber si estaba vivo. Por la mañana, la hija dio una vuelta por la casa con el mismo fin y fue observada por un familiar.