Las autoridades de EEUU elevaron ayer a 13 el número de heridos en el tiroteo en un instituto de Santa Fe (Texas), mientras tratan de aclarar qué llevó a un joven de 17 años a causar una masacre en la que perdieron la vida diez personas.

Entre los heridos se encuentran los dos agentes de seguridad del instituto, cuyo estado es "crítico pero estable" dentro de la gravedad, según confirmó el jefe de policía de Santa Fe, Walter Braun.

Braun explicó que ambos agentes, encargados de vigilar el centro educativo, actuaron "de la mejor forma posible" y que recibieron entrenamiento para responder a este tipo de situaciones, por lo que sus lesiones se deben a la magnitud del ataque.

"Hicieron lo que tenían que hacer según el protocolo, acudieron inmediatamente, trataron de detener al sospechoso y estamos orgullosos de su trabajo", comentó.

Los responsables policiales no quisieron revelar más detalles, al tratarse de una investigación en curso, sobre las posibles motivaciones que llevaron al joven de 17 años Dimitrios Pagourtzis a matar a diez personas, la mayoría compañeros de su escuela.

Los estudiantes comentaron que el presunto asesino era un chico tranquilo, bastante tímido y poco hablador