La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife condenó a la encargada de un local de alterne situado en el centro de la capital tinerfeña, M.S.M., a siete años de prisión por la venta en el establecimiento de cocaína. En el caso del varón, identificado como D.A.L.C., las penas son tres años y un día de cárcel y una multa de 2.000 euros por considerarlo responsable del suministro de esta sustancia estupefaciente. La mujer quedó absuelta del delito de prostitución de menores por el que la Fiscalía pedía que permaneciera siete años privada de libertad.

Aunque hay constancia de que una de las chicas, que se prostituyó desde el 21 de octubre hasta el 21 de diciembre de 2014, y otra que comenzó a trabajar luego durante nueve días eran menores de edad y se había fugado del centro de internamiento para adolescentes con medidas judiciales de Valle Tabares, no se pudo demostrar que la encargada lo supiera.

El fallo sí da por probado que la acusada se venía dedicando a la venta en el interior del local de cocaína, tanto a los clientes como a otros individuos que únicamente acudían a comprarla y a las propias prostitutas. Esta sustancia era suministrada por D.A.L.C., a quien se considera responsable de llevarla hasta el prostíbulo.

En la noche del 10 de abril de 2015, miembros de la Policía Nacional llevaron a cabo un registro en el domicilio del acusado, en cuyo interior encontraron 12 envoltorios con seis gramos de cocaína con una pureza del 21% que habrían alcanzado un valor de 2.000 euros en el mercado negro y cerca de 700 euros. Horas después los agentes entraron en el local de alterne y hallaron cuatro envoltorios, alrededor de dos gramos de cocaína, con una pureza del 22% y 500 euros.

Durante la vista oral celebrada en noviembre, la encargada reconoció que "un chico con una moto" venía a veces al local a llevar una sustancia que dejaba en un ropero y que luego utilizaban las prostitutas. El encausado admitió que era él quien transportaba la droga, pero que se limitaba a cambiarla por consumiciones de cerveza, aunque también se le acusó de acostarse con las mujeres a cambio de darles cocaína.

En cuanto a los dos delitos de prostitución de menores por el que estaba acusada M.S.M., la Audiencia entiende que no se aportaron pruebas concluyentes de que estuviera al tanto de que las jóvenes tenían menos de dieciocho años. Y todo ello pese a que el tribunal no otorga "ni el más mínimo viso de credibilidad" a su testimonio, aunque tampoco hasta el punto de dictar una condena.

Lo cierto es que una de las chicas tenía 16 años en el momento de los hechos y la otra 17, y ambas reconocieron que trabajaron en el lugar durante un tiempo a cambio de que les pagaran el 50% de los servicios.

Las excusas

La encargada del club de alterne declaró que les pidió el carnet a ambas adolescentes, pero estas le dieron determinadas excusas para no entregárselo y le aseguraron que eran mayores de edad. Los condenados coincidieron en apuntar durante el desarrollo del juicio que ninguna de las chicas parecía ser menor. La vista tuvo que ser suspendida en varias ocasiones ante la imposibilidad de localizar a una de las jóvenes.