La niña de cinco meses fallecida el domingo en La Matanza recibió múltiples golpes en diferentes partes del cuerpo en sus últimos cinco días de vida. Según los forenses, el más grave lo recibió a la altura del hígado, que le provocó una hemorragia interna. Pero, además, tenía pequeños hematomas producidos en diferentes días en el abdomen, cráneo, lado derecho de la cara y el cuello, en el pecho, en las nalgas y en las extremidades. El juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de La Orotava considera que hubo malos tratos continuados. Y considera que los mismos fueron provocados por el padre o la madre; y ni uno ni otro hizo nada por proteger a la menor.

Ante dicha situación, la autoridad judicial decretó ayer el ingreso en prisión del padre de la bebé, J.L.M.M., de 19 años, por homicidio. También fue arrestado por la Guardia Civil como autor de otro delito de violencia machista y un tercero de atentado a los agentes que lo detuvieron el martes.

La madre de la menor, I.T.T., está hospitalizada en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y custodiada por agentes. El juez ha ordenado su detención por homicidio. Ayer no estaba en condiciones de declarar.

Los forenses determinan que el fallecimiento de la niña ocurrió entre las cuatro de la madrugada y las nueve de la mañana del domingo.

Los especialistas del Instituto de Medicina Legal descartan que la muerte estuviera relacionada con una caída accidental en la bañera poco antes de acostarse, según dijeron los padres de la víctima.

El juez reconoce que las declaraciones contradictorias de los dos arrestados impiden saber, por ahora, quién cometió la acción dolosa (los golpes) y quién la omisión (el que no impidió las agresiones ni denunció los hechos).

El titular del Juzgado número 1 de La Orotava sí tiene claro que, ante los malos tratos reiterados, los progenitores de la bebé "no movieron un dedo para ponerles fin", según consta en el auto de ingreso en prisión preventiva del padre. Este dijo que huyó tras la entrega de la niña a los servicios sanitarios porque, al ver un coche de la Guardia Civil, temió que lo fueran a arrestar por un asunto de Valle Tabares (centro de internamiento de adolescentes con medidas judiciales). Pero el juez no da credibilidad a ese comentario. De hecho, asegura que la fuga, que duró 48 horas, es un indicio más de su acción delictiva.

Supuestamente, los golpes a la menor tuvieron lugar en los últimos días de vida, puesto que en un informe clínico de Urgencias del 22 de mayo (la pequeña falleció el día 27) se dice que tenía "un buen estado general".

El fiscal expresó en la jornada de ayer que "solo en el cuidado de la bebé pudieron ponerse de manifiesto" los golpes en la pequeña "y era imposible no percatarse de los mismos". De hecho, considera que se está ante un delito de asesinato.

En el auto de ingreso en la cárcel de J.L.M.M. se señala que los golpes y la falta de protección fueron causados, precisamente, por quienes tenían deberes de protección y cuidado de la pequeña, tanto desde el punto de vista moral (en la medida en que son sus padres) como desde el legal (por las exigencias normativas).

En el referido documento se argumenta que la medida de entrada en la cárcel de forma preventiva se adopta "ante el patente riesgo de fuga" que existe, tanto por la elevada pena que puede conllevar una condena por homicidio o asesinato, como porque el acusado no tiene ni trabajo ni bienes, es decir, que estaría en la misma situación si reside en otro país.

Hacía un mes que los dos acusados de homicidio se habían mudado a una pequeña habitación del piso de la madre del joven, en un edificio de la carretera general del Norte. En ese cuarto también dormían la fallecida y una hija de la investigada, que también es menor de edad.

Un informe elaborado por el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de La Matanza determinó que el hermano del acusado, menor de edad, estaba en situación de riesgo, precisamente por las conductas del ahora acusado de homicidio. Además, en ese análisis se determina que había conductas inadecuadas del arrestado hacia su madre y su hermano pequeño. También se aprecia el consumo de sustancias tóxicas por parte de varios miembros de la familia, así como episodios de violencia "intrafamiliar" (entre algunos de los moradores de esa vivienda), así como sospechas de actividades ilícitas. Respecto a la conducta del joven imputado por matar a su hija de cinco meses, se determina que es "una situación tremendamente peligrosa" para cualquier menor que resida en ese inmueble, tanto desde el punto de vista físico como psíquico. En la medida en que visitó la casa y observó la habitación en la que residían los investigados, el juez manifiesta que las condiciones del cuarto no eran las adecuadas para el cuidado de niños. Según las declaraciones efectuadas por un testigo, los progenitores de la bebé fallecida siempre estaban en el interior de esa habitación o en la sala "sin hacer nada". En el auto de ingreso en prisión se indica que J.L.M.M., mientras era buscado por los agentes de la Guardia Civil, llegó a romper el precinto del piso en el que ocurrieron los hechos y se introdujo en el interior. Y, en vista de la situación de la investigada y de su acusación, agredió físicamente a su pareja.