Un hombre acusado de matar a su pareja a patadas en Gran Canaria alegó ayer en su defensa que ambos se pelearon y que él solo cayó de rodillas sobre ella, aunque presentaba lesiones equivalentes a las que hubiera producido una caída desde un quinto piso.

Pulmones encharcados, costillas rotas y hasta fracturas de páncreas que requirieron intervención quirúrgica son algunas de las heridas que presentaba la víctima y que denotaban que la golpearon con "una energía brutal", impropia de una simple riña, según sostuvo el representante del Ministerio Fiscal en la primera jornada del juicio ante Jurado que se sigue por ese suceso en la Audiencia de Las Palmas.

Ocurrido en la tarde del 21 de julio de 2016 en la vivienda que compartían en el municipio de Santa Brígida, el incidente comenzó, según el presunto maltratador, Ángel P.R., no a iniciativa suya sino, porque su pareja se emborrachó y fue adonde estaba viendo la tele y "empezó a insultarle, a hablarle mal", hasta que "le fue poniendo nervioso y llegaron a las manos".

"Primero empezamos con los puños y después nos agarramos", relató el procesado, que insistió, a preguntas del fiscal, en que "no recordaba haberle dado patadas" y que lo que pasó es que, por último, ambos se desplomaron al suelo y él cayó "de rodillas encima de ella". Una versión que fue rechazada por el acusador público, que afirmó que distintos médicos que observaron las lesiones que presentaba la fallecida coincidieron en subrayar su gravedad, señalando uno que era "similar a la de una mujer que fue golpeada por un caballo" y otro que se asemejaba a las de quien ha sufrido un aplastamiento.

Sus palabras fueron respaldadas por una hija de la víctima que acudió en su auxilio aquella tarde y que ayer, como testigo, rememoró ante el tribunal cómo, estando horas después en el hospital con su progenitora, preguntó a los médicos si "eso se lo podía haber hecho cayendo por las escaleras", ya que el acusado contó inicialmente que así es como había sucedido. Y le aseguraron que no, añadió. Al narrar sus recuerdos de la jornada, la mujer puso de manifiesto, además, que el acusado mintió sobre lo que había pasado, algo que él mismo reconoció a preguntas del fiscal, al que dijo que actuó así porque "estaba asustado". "Cogí miedo en la primera declaración", afirmó el procesado, que ha alegó que tampoco recordaba bien lo ocurrido porque "había tomado cinco o seis cervezas".

Sin embargo, la hija de la víctima, que explicó que conocía bastante al enjuiciado porque llevaba viviendo con su madre "unos diez años" y hasta su bebé "le llamaba abuelo Ángel", opinó que "él no había bebido ese día, estaba muy sereno y tranquilo".

Estaba fumando

Como primera persona que se presentó en el escenario del crimen, la mujer expuso que el acusado la telefoneó para comunicarle que su madre "se había caído y estaba borracha", pero le pidió que no fuera porque "no era necesario". Esta testigo remarcó que Ángel P.R. no prestó auxilio a su madre y, de hecho, cuando ella llegó a la casa se lo encontró fumando asomado a la ventana, mientras la víctima seguía en el suelo.