Agentes de la Guardia Civil pertenecientes al Puesto de Santa Cruz de Tenerife auxiliaron en fechas recientes a un varón que necesitaba asistencia urgente y cuya vida corría peligro tras una acalorada discusión con su pareja, según ha informado la Benemérita en una nota.

Los hechos comenzaron cuando una patrulla en servicio de seguridad ciudadana que se encontraba en el municipio de El Rosario recibió un aviso de la Central Operativa Compleja (COC) de la Guardia Civil que alertaba que una persona acababa de presenciar un supuesto delito de violencia de género en plena calle.

Personada la patrulla en el lugar de los hechos, se entrevistó con la persona que había alertado a la Guardia Civil, ya que ésta junto su pareja y mientras ambos paseaban, habían escuchado lo que parecían unos supuestos golpes y gritos entre dos personas.

Al acercarse la patrulla de la Guardia Civil al lugar concreto descrito por el testigo, observaron cómo efectivamente un varón y una mujer se encontraban forcejeando mientras mantenían una acalorada discusión.

El varón, al verse sorprendido por los agentes, huyó apresuradamente hacia el interior de un edificio, mientras la mujer procedió a alejarse del lugar. La patrulla se dirigió a entrevistarse con la mujer, la cual negaba rotundamente a los agentes haber sufrido agresión alguna por parte del varón, el cual resultaba ser su pareja. Ésta manifestaba a los agentes que estaban discutiendo y que probablemente ambos habían elevado la voz y por eso los testigos pudieron haber creído que se estaban agrediendo.

Ante tal situación, los agentes procedieron a entrevistarse con el varón, por lo que acompañados de la mujer acudieron a la vivienda donde ambos residían. Tras llamar repetidas veces al portero y al no obtener respuesta, la mujer comenzó a ponerse muy nerviosa comunicando a la patrulla que temía por lo que pudiera hacer su pareja.

Ante el estado de nerviosismo cada vez más acentuado que mostraba la mujer por no obtener respuesta en la vivienda, uno de los agentes decidió escalar un muro de dos metros y medio que daba acceso al balcón de la misma, no pudiendo observar nada hacia el interior, ya que la persiana se encontraba cerrada, pero sí pudo escuchar lo que parecían ser unos quejidos de su interior, motivo por el cual el agente decidió ante la posibilidad de que esta persona pudiera estar atentando contra su vida, rodar por la fuerza la persiana, levantándola lo suficiente como para ver lo que sucedía en el interior.

Tras observar el agente claramente que el varón pudiera estar necesitando ayuda urgente, ya que parecía encontrarse en estado de semi inconsciencia, la patrulla activó los servicios de emergencias, prestándole éstos los primeros auxilios, hasta que se personan en el lugar de los hechos los sanitarios, siendo trasladado el varón finalmente a un centro hospitalario.