El sargento de la Policía Judicial que dirigió la investigación por la muerte de una mujer croata presuntamente a manos de su hijo, Dino M., declaró ayer que lo primero que hizo el detenido fue preguntar cómo estaba su madre. Horas antes el padre halló a su esposa con síntomas de haber sido estrangulada y acuchillada en la vivienda familiar en Parque de La Reina, en Arona.

Desde que los guardias civiles comunicaron al ahora procesado que debía acompañarlos, el joven se sumió en un silencio y mutismo absoluto y fue imposible establecer cualquier tipo de comunicación con él. "Vimos cómo se metió en una especie de mundo ensimismado. No nos contaba nada", explicó. Otro agente dijo que "a veces respondía como si estuviera poseído con una voz muy extraña y nos decía que por qué le hacíamos preguntas". Presentaba unos cortes muy ligeros en las muñecas que podían corresponderse a un intento de suicidio y otras heridas en las manos que tal vez tuvieron su origen en una pelea. Al día siguiente lo informaron de que su madre había fallecido pero tampoco percibieron reacción alguna por su parte.

Al comienzo de la sesión de ayer, el marido de la fallecida relató que acababan de llegar de Croacia y pensaban montar un negocio de informática.

Por su parte, el joven quería acabar sus estudios sobre esta materia en una Universidad europea. Declaró que la medicación que tomaba por una dolencia relacionada con el tiroides nunca había causado ningún efecto en su carácter. El progenitor quedó en libertad al comprobarse que a las horas del asesinato estaba en un taller de Las Chafiras y en una gasolinera. Su autoría fue descartada después de que los investigadores realizaran el recorrido a esas mismas horas por dos itinerarios diferentes. Al llegar a la casa, el padre del acusado halló el cadáver de su esposa tirado detrás de un sofá al lado de un trozo de madera que se usa para partir el pan, un cuchillo y un paño de cocina con sangre. Intentó atenderla y avisó a los vecinos. Poco después se personó la Guardia Civil y la ambulancia.

Aseguró que, días antes, tuvo problemas con la seguridad de acceso a su hogar y también vio rondando un coche sospechoso. Su hijo no estaba, según pudo comprobar él y los servicios de seguridad y emergencias.

Ayer también declaró un vecino, que relató que había tenido un enfrentamiento con la familia debido a que el acusado en su momento amenazó a su hijo con cortarle el cuello a raíz de que este le molestara por tirarle agua desde la azotea.