"Todos los días cuando me miro al espejo recuerdo lo que ocurrió aquel día. Soy peluquera y mi cara es mi tarjeta de visita". Con esta frase la víctima de un ataque con un vaso de cristal que causó una cicatriz en su rostro, del que responsabiliza a su entonces amiga, F.V., quiso resumir las secuelas de la agresión, que tuvo lugar el 13 de septiembre de 2015.

Las ciudadanas holandesas estaban de vacaciones en el Sur de Tenerife y ayer declararon por videoconferencia desde su país. Aquella noche salieron a divertirse a Las Verónicas, bebieron y, cuando la afectada hablaba con otra persona, su amiga se acercó, le tiró del pelo y arañó la cara. Entonces se fue a un sitio apartado y llamó a su novio con el que conversó durante media hora porque estaba "muy asustada". La presunta agresora regresó y le golpeó en la cara con un vaso de cristal, causándole una herida cuya cicatriz es aún hoy perceptible. Como trabaja de peluquera se ve obligada a maquillarse todos los días para disimular la herida. Admite que las dos estaban bajo los efectos del alcohol, pero la supuesta agresora más que ella. El tratamiento médico duró casi 200 días y también precisó de apoyo psicológico. La Fiscalía y la acusación particular acusan a F.V. de un delito de lesiones con instrumento peligroso y piden cuatro años y medio de cárcel y que pague 34.500 euros. La defensa niega los hechos y solicita su libre absolución, pues no existe ningún testigo ni prueba directa de su autoría.