La acusación contra el joven Y.C.A. por robo con violencia, con fuerza y secuestro se basa en los restos de sangre hallados en varios lugares del centro comercial de Arona donde en agosto del 2017 un vigilante apareció amordazado y se produjo la sustracción de una caja fuerte en la que había 140.000 euros. Por cada delito la Fiscalía se reafirmó ayer en pedir 5 años de cárcel y la devolución del dinero sustraído más el valor de un móvil y de 60 euros robados al segurita, que falleció unos meses después.

Los peritos indicaron que para encontrar un perfil de ADN semejante tendrían que ser analizadas 33 trillones de personas. Los restos fueron descubiertos en unos cartones que estaban en el local donde desapareció la caja fuerte y en una carretilla hidráulica que se usó para trasladarla. La defensa, sin embargo, mantiene que no hay pruebas directas que inculpen a su cliente y asegura que la sangre es resultado de una pelea que la tarde anterior tuvo con su novia. Y.C.A. y su pareja dijeron ayer que, tras abandonar la playa, fueron al centro comercial a comprar una tarjeta para el móvil. Pero el acusado vio unos mensajes en el teléfono de su pareja que lo pusieron celoso, por lo que empezó a gritarle y finalmente dio un golpe con la mano contra una pared que justo vino a ser la del local que por la noche sería objeto del robo. El imputado entonces intentó lavarse la sangre con los cartones que estaban en el exterior del negocio. Después de realizar diversas pruebas, los análisis determinaron su autoría e ingresó en prisión de forma preventiva. Los dueños del negocio negaron que tengan la costumbre de dejar las cajas de mercancía en los pasillos. Las cámaras de seguridad de este negocio de venta de alcohol y tabaco no funcionaban y las del centro fueron inhabilitadas en algunos casos.