Cada uno de los tres condenados por traficar con droga de diseño deberá cumplir siete años y medio de cárcel y hacer frente a una multa que en total suma 290.000 euros. Los ciudadanos de origen magrebí, S.E.Q., F.R.E.K. y S.M., fueron detenidos en enero de este año en Cabo Llanos, en el centro de Santa Cruz, y en su poder se encontró casi un kilo de una sustancia conocida como MDMA. Aunque todos ellos se declararon inocentes en la vista celebrada a principios de este mes, la Audiencia concluye que existen pruebas directas que apuntan a su culpabilidad.

Ninguno de los encausados quiso hacerse responsable de la bolsa depositada en el sillón trasero del coche en el que fueron detenidos, que contenía esta droga con una pureza del 77% y un valor de 38.000 euros en el mercado negro. En su momento, F.R.E.K. sí reconoció durante una comparecencia judicial que tuvo lugar poco después de entrar en prisión que había intentado venderla a unos rusos para poder pagar una deuda. Pero en el juicio se desdijo y justificó esta autoinculpación porque otro acusado le había ofrecido dinero a cambio.

La sentencia emitida ahora considera que una operación de esta envergadura solo podía llevarse a cabo si todos los involucrados estaban al tanto de lo que ocurría. Por ello, las palabras en las que intentan demostrar su inocencia no son tenidas en cuenta por los jueces, quienes atribuyen a los tres encausados la misma responsabilidad en los hechos.

La detención tuvo lugar el 27 de enero pasado cuando fueron vistos por agentes de la Policía Judicial de Puerto de La Cruz mientras circulaban por este municipio sin rumbo fijo y con una conducción extraña que les llamó la atención. Por esta razón decidieron seguirlos. A las 21:00 horas llegaron a Santa Cruz y acabaron aparcando en Cabo Llanos, donde dos de ellos se introdujeron en una cafetería, mientras S.M. se quedó fuera en una actitud que parecía la de estar vigilando. Con posterioridad se dirigieron al vehículo, momento en que los agentes los abordaron y pidieron que sacaran una bolsa que guardaban en el coche y donde estaba la droga. A cada uno se le intervino diversas cantidades de dinero que oscilaban entre los 125 y los 325 euros y tres móviles. La Fiscalía sostiene que la sustancia incautada iba ser destinada al consumo de terceras personas, estando su circulación prohibida en España.