Las dos activistas de Femen que se encadenaron con el torso desnudo el 13 de junio de 2014 en el altar de la catedral de la Almudena de Madrid han asegurado que respetaron los objetos sagrados y que no pretendían ofender los sentimientos religiosos, solo "crear un debate social" sobre el aborto.

En el juicio que se ha celebrado en el Juzgado de lo Penal 29 de Madrid han manifestado que ellas "no se encadenaron a la cruz" del altar mayor, "sino a los barrotes" que la soportan, un aspecto clave a la hora de determinar si profanaron un elemento sagrado y, por tanto, ofendieron a los sentimientos religiosos.

La Fiscalía ha mantenido su petición de nueve meses de prisión por un delito contra los sentimientos religiosos, que la acusación popular -que ejerce la Asociación Española de Abogados Cristianos- ha elevado hasta los dos años frente a la libre absolución que ha reclamado la defensa.

El juicio ha arrancado con las grabaciones en el interior de la catedral en las que se escucha a las acusadas gritar expresiones como "altar para abortar", "aborto ilegal" o "tomemos el altar".

Tras ello, las acusadas han explicado que su acción fue "una protesta pacífica" para "llamar la atención" sobre "el debate social" en torno a la reforma de la ley del aborto, el día que el CGPJ tenia previsto emitir un informe al respecto sobre la norma.

Pero han querido dejar claro que "en ningún momento" su acción "busca la ofensa ni herir los sentimientos de nadie", solo se trató de "un mecanismo más de protesta del movimiento femen".

Sí han reconocido que eligieron protestar en el templo porque "la Conferencia Episcopal y los poderes políticos de la Iglesia formar parte de los que apoyaban esa reforma", aunque han precisado que entraron a la catedral a las 09.00 horas cuando abrió sus puertas y "solo estaba la señora de la limpieza", por un motivo.

"Pensamos que no habría nadie a esa hora que pudiéramos molestar" porque "si hubiera habido alguien rezando, no hubiéramos realizado la acción", han explicado las acusadas, que solo han respondido a las preguntas de su letrado.

Así, han negado no solo haber profanado el templo sino también los objetos sagrados pues han dicho que los respetan y que trataron de "tener mucho cuidado con este tema", por lo que optaron por no encadenarse a la cruz sino "a unos barrotes" con el torso desnudo.

"Nos encadenamos no a la cruz sino a los barrotes", han matizado tras recalcar que no se encaramaron a ningún crucifijo, aunque hay imágenes aportadas a la causa que señalan lo contrario.

Pero el canónigo y un seminarista han rebatido estos argumentos al manifestar que sí que "había turistas y otras personas" en el templo cuando entraron acompañadas de varios periodistas.

Y que "por supuesto" que se sintieron "ofendidos" ante "un hecho violento" que consideraron "fuera de lugar, estrambótico y una falta de respeto", al tiempo que han recordado que, hasta la fecha, no se han disculpado pese a que ellas dicen que no querían ofender.

Los policías que luego las detuvieron han manifestado que no había nadie salvo el personal de seguridad, si bien llegaron al final. Y pese a que no vieron nada de lo que sucedió antes, uno de ellos ha dicho que "la situación era de absoluta normalidad" y que lo que él percibió fue que eso "era un acto de protesta".

En sus conclusiones definitivas, la Fiscalía ha considerado acreditado que sí que "hubo profanación" y por lo tanto "ofensa" porque "podían haber escenificado su protesta en la puerta y no se está profanando nada" pero "el sitio en sí en que se encadena, arrodilladas y santiguándose, eso ofende a mucha gente".

Más contundente ha sido la acusación popular que ha hablado de "una acción violenta clara" en un "lugar sagrado" y ha acusado a la activistas de mentir por decir que no se encaramaron al crucifijo.

La defensa ha dicho que la acción fue una "legítima protesta pacifica y simbólica" y que "tenemos que aplaudir y agradecer que haya personas que han puesto en peligro su libertad para que tengamos una sociedad mas avanzada", tras manifestar que esta acción sirvió para no sacar adelante la reforma del aborto.

El juicio ha quedado visto para sentencia.