Los servicios de emergencias proseguían ayer la búsqueda de las 1.276 personas que permanecen desaparecidas desde hace más de una semana por el gigantesco incendio que quema el norte de California (EEUU) y que ya ha causado al menos 76 muertos.

Bautizado como Camp Fire, el incendio es el más devastador de la historia del estado al haber engullido por completo la población de la ciudad de Paradise, de 26.000 habitantes. Este ya ha arrasado 60.500 hectáreas, mientras que a primera hora de ayer los bomberos habían logrado contenerlo en un 60%.

Las condiciones meteorológicas habían empeorado durante las últimas horas de ayer, aunque menos de lo que se esperaba, con fuertes vientos que dificultaban las tareas de extinción y que trasladaban el humo a cientos de kilómetros, lo que mantenía casi la totalidad del tercio norte de California en alerta roja por la mala calidad del aire.

Sin embargo, el Servicio Nacional de Meteorología predecía una mejoría a partir del miércoles, cuando se esperan las primeras lluvias en una zona extremadamente seca que no ha visto llover desde hace meses. Al respecto, los meteorólogos están "casi seguros" de que el miércoles lloverá.