La macabra presencia en España del criminal serbio Norbert Feher, "Igor el Ruso", se hizo realidad la madrugada del 15 de diciembre del año pasado en las estribaciones de las provincias de Teruel y Castellón, horas después del cruel asesinato de un ganadero y de dos guardias civiles junto a una caseta rural en Andorra.

Recostado en estado de semiinconsciencia sobre un árbol, cerca del lugar donde había sufrido un accidente con el vehículo en el que huía, Feher abrió los ojos cuando sintió sobre su cabeza el cañón del arma de uno de los agentes que lo habían encontrado, y no opuso resistencia a su detención.

Sin embargo, la cronología de la historia criminal de Feher se había puesto ya en marcha muchos años antes en Italia, en una enloquecida carrera de asaltos, robos, estancias en prisión y asesinatos que culminó con una fuga del país alpino mientras era buscado por miles de "carabinieri".

Tras pasar por Francia, el criminal serbio, si se acepta como cierto su testimonio ante la instructora de Andorra (Teruel), entró en España en bicicleta en septiembre de 2017, una hipótesis muy cuestionada por los investigadores, que no descartan que tuviera el apoyo de una red marroquí de trata de personas.

Sus pasos le llevaron hasta Teruel, donde el 5 de diciembre de ese año, en el municipio de Albalate del Arzobispo, llevó a cabo el intento de asesinato de dos personas que le sorprendieron en una de las casetas de campo que utilizaba para robar y refugiarse.

Nueve días después tuvieron lugar los crímenes del ganadero José Luis Iranzo y de los guardias civiles Víctor Jesús Caballero y Víctor Romero, junto a otra caseta rural ubicada en el municipio turolense de Andorra.

Tras la detención de Feher, una ola de indignación se levantó entre los amigos de Iranzo y los compañeros de los guardias civiles, para quienes la insuficiencia de los medios de seguridad para actuar en zonas rurales de Teruel y la falta de previsión tras los intentos de asesinato de Albalate acarrearon consecuencias fatales.

Además, las autopsias y las pruebas periciales practicadas al inicio de la instrucción revelaron que los chalecos antibalas que portaban los agentes no eran eficaces para garantizarles protección.

Mientras Feher permanecía aislado en su celda de la prisión de Zuera (Zaragoza), la petición de responsabilidades por no haberse planificado un operativo de seguridad con fuerzas especiales tras los sucesos de Albalate llegaron al Senado, donde fue frenada la creación de una comisión de investigación.

Los partidos que la solicitaron, PSOE, CHA, IU y Ciudadanos, querían conocer los motivos por los que no se estableció el referido operativo con antelación y saber también por qué la Guardia Civil no había sido advertida de la posible presencia en España de un peligroso asesino serbio huido de Italia.

Lo cierto es que el propio Gobierno, en respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado socialista por Teruel Ignacio Urquizu, reconoció que las fuerzas de seguridad manejaban datos desde el mes de septiembre de 2017 sobre el posible paso a España de Feher.

Unos meses antes, en julio, la policía local de Manises (Valencia) identificó a un compañero italiano de celda del criminal requisitoriado e informó a la Policía Nacional de Quart de Poblet (Valencia), hechos que conoció la Guardia Civil de Alcañiz (Teruel) el 8 de enero de 2018, semanas después de los crímenes.

El perfil psicológico de Norbert Feher, elaborado por especialistas forenses y psiquiatras en la prisión de Zuera, revela una personalidad fría y carente de empatía hacia los demás que le lleva a eliminar todos los obstáculos que se interponen en su camino.

Un psicópata capaz de aparentar una conducta normal que no muestra arrepentimiento alguno y que se muestra orgulloso de su imagen paramilitar y de su capacidad para vivir en situación de aislamiento en la naturaleza, destacan los especialistas, que auguran que Feher planificará su huida.

La figura de este criminal serbio sigue borrosa para los investigadores en cuanto a la ruta que tenía previsto seguir en España, aunque el material que le fue incautado aporta algún dato.

En concreto, Feher guardaba mapas con diversas rutas de salida desde Bolognia en dirección a España, una de las cuales terminaba en Marruecos.

El material tecnológico que le fue incautado, y que permaneció en secreto más tiempo como pieza separada, no aportó datos sobre los posibles contactos y apoyos en España, pero sí que permitió conocer cómo se movía y cómo era su forma de vida alejado de núcleos de población.

Las fotografías y vídeos almacenados en su cámara Gon Visor muestran al criminal serbio como una persona narcisista, con reflexiones mesiánicas y selfies en los que se exhibe mostrando orgulloso su revólver Smith & Wesson.