Los investigadores del caso Laura Luelmo hallaron ayer en dos localizaciones próximas al municipio de El Campillo (Huelva) una manta ensangrentada y una serie de objetos personales pertenecientes a la joven zamorana.

Concretamente, la manta fue encontrada en un contenedor situado en el kilómetro 167 de la N-435, a apenas un kilómetro de donde el pasado lunes fue hallado el cadáver de la profesora, informaron a Efe fuentes cercanas a la investigación. El resto de enseres, entre los que estarían las llaves del coche y la casa de Laura y un monedero, los hallaron en otro contenedor próximo al cementerio de la localidad.

Otras fuentes explicaron a Efe que ha sido el propio detenido el que indicó a los agentes dónde había arrojado todos estos objetos de la joven, entre los que no se encuentra su móvil, que sigue sin aparecer. El teléfono es una de las piezas clave, en opinión de los investigadores, para esclarecer totalmente el crimen.

Por su parte, Bernardo Montoya, autor confeso de la muerte, permanecía ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva. La fecha límite de puesta a disposición judicial es hoy a las 13:00 horas, cuando se cumplen las 72 horas máximas de detención policial.

Montoya llegó a la Comandancia de Huelva el miércoles a las 2:20 de la madrugada y fue allí, a las pocas horas, donde confesó el crimen de Laura Luelmo, pero aportando una versión que poco a poco los investigadores van desmontando con las pruebas que van obteniendo y con los resultados de la propia autopsia.

Negó que la hubiera agredido sexualmente, aunque la autopsia confirma esa agresión, y tampoco reconoció haberla llevado a su casa en El Campillo (Huelva), situada a escasos metros de la víctima, donde los investigadores encontraron restos de sangre que podrían corresponder a la joven -se está a la espera de los resultados- y que el detenido no pudo hacer desaparecer a pesar de haber fregado la vivienda para borrar cualquier pista.