Paco Cortés (Santa Cruz de Tenerife, 1959) comenzó como nazareno cuando tenía tres años. Lo apuntó su padre, José Cortés -el capataz de la Macarena-, y salía de niño con el capirote y la tela levantada, como era norma entonces. Luego pasó a costalero, en la "penúltima trabajadera". En la actualidad, lleva casi la mitad de su vida -28 años- como capataz de La Macarena, arte que aprendió de su padre. En una oportunidad, cuando la Esperanza Macarena salía de la barriada La Victoria, en la capital tinerfeña, no pudo salir el capitán Rubio, y el padre de Paco lo puso marcando el paso de La Macarena. "De vez en cuando se acercaba y preguntaba: ¿cómo va eso? Y así fue toda la procesión". Aunque de cuna chicharrera, a Paco Cortés le aflora hasta el acento andaluz cuando habla de La Macarena, cuando ya está inmerso en los preparativos desde hace tres semanas. Hijo de un sevillano y una extremeña, tiene a gala que su hermana nació en la tierra de la Torre del Oro.

Los costaleros llevan ya tres semanas de ensayos. Ellos cargarán a La Macarena; ellas, a Jesús Cautivo. Paco Cortés asegura que el paso más complicado de sacar es el de la Virgen, porque algunos costaleros "cogen miedo y se queman. Hay que sacarla de cuclillas y todos a una. Por eso es necesario ensayar", como vienen haciendo en las últimas tres semanas en la calle de La Noria, junto a Mamelucos. Todo, para que en la particular madrugá chicharrera del Jueves Santo se vuelva a escuchar el grito desgarrador: "Al cielo con ella".