Los esfuerzos que está realizando el municipio de Arico para velar por la seguridad ciudadana no están siendo recompensados por el Estado, situación que ha derivado en un cierto malestar en el grupo de gobierno en dicho ayuntamiento y que así se lo transmitió en la última reunión que mantuvo con el subdelegado del Gobierno, José Antonio Batista.

En este sentido, el coste anual que le supone al Ayuntamiento ariquero el mantenimiento de cuatro efectivos de la Guardia Civil asciende a más de 12.000 euros.

El dinero consignado para tal fin es para pagar el alquiler del puesto que tiene la Benemérita en el núcleo del Porís de Abona y para los garajes de los coches patrulla, así como "de la vivienda del comandante" de este cuerpo de seguridad, manifestó el alcalde, Eladio Morales.

Sin embargo, este esfuerzo que está llevando a cabo la Corporación local no motiva al Ministerio del Interior a reforzar la plantilla de agentes adscritos a este cuartel, reconociendo el máximo regente municipal la importancia de disponer de más guardias civiles "porque con el actual número, sólo cuatro, es imposible atender las necesidades que se ocasionan en el pueblo".

Explicó, al respecto, que "actualmente las carencias están siendo suplidas por efectivos adscritos al cuartel de Granadilla de Abona", pero se pierde un tiempo "precioso" en los traslados.

Dispuestos a dar suelo

Morales también volvió a insistir a Batista sobre la disposición del ayuntamiento de ceder el suelo necesario para que la Guardia Civil cuente con un puesto propio en el Porís de Abona, pero Batista manifestaba que "no es el mejor momento" para acometer una infraestructura dada la actual situación económica.

El subdelegado intentó justificar también que aunque Arico no cuente con un elevado número de efectivos de la Benemérita, "el nivel de ocupación del catálogo de la Guardia Civil es altísimo".

Consideró, por tanto, que este municipio sureño no tendrá problemas si necesita agentes para ocasiones puntuales o cuando se produzcan situaciones de alteración del orden público.

La reflexión de Batista no convenció al gobierno local y éste argumentó que si bien el número de población es relativamente bajo, "Arico es el segundo pueblo en extensión de la Isla, con más de 20 kilómetros de costa y gran dispersión geográfica, haciéndose imprescindible un trato diferenciado".