Ana María López-Peñalver dejó su cómoda vida de profesora universitaria para dedicarse en cuerpo y alma al cuidado de los animales abandonados. En la actualidad convive con 130 perros a los que les dedica todo su tiempo, amor y sacrificio.

Ana comenzó con su campaña de recogida de animales abandonados hace años. Su propia casa se convirtió en un refugio improvisado donde llegó a albergar a 70 perros. Pero el nuevo Plan de Ordenación Territorial permitió construir nuevas viviendas cerca de la suya, lo que la obligó a trasladar a todos sus animales a otro lugar más alejado de la urbanización, donde no ocasionara molestias.

Fue entonces cuando adquirió el terreno donde actualmente se encuentra la Asociación para la Defensa de los Animales Abandonados (ADAA). Ana encontró el paraje ideal donde poder cuidar de sus perritos sin molestar a nadie, y ese paraíso estaba en Güímar.

En el año 2001, vendió su chalet de 250 metros cuadrados para trasladarse a una casa prefabricada de 70, con el único objetivo de dedicarse en cuerpo y alma al cuidado de sus animales, los cuales se han duplicado en los últimos años. Actualmente tiene bajo su tutela alrededor de 130 perros que traen tras de sí historias de maltrato o abandono.

En este sentido, ADAA cuenta con un terreno de 2200 metros cuadrados, dividido en varias parcelas con árboles frutales donde los perros conviven en armonía y el respeto que le procesan sus cuidadores.

Apoyo de voluntarios

López-Peñalver es incapaz de calcular los gastos diarios que ocasionan tal cantidad de animales, pero afortunadamente cuenta con la ayuda económica que recibe de los cientos de socios que tiene ADAA, así como las prestaciones que recibe de los ayuntamientos de Güímar, Fasnia y Los Silos.

A la alimentación diaria hay que añadirle la desparasitación de los animales, las vacunas, los medicamentos y la esterilización. A parte de las ayudas económicas, la responsable de dicha protectora tiene la suerte de contar con voluntarios que acuden varios días a la semana a la perrera para ayudar de forma altruista en la limpieza, la alimentación y el cuidado de cada uno de los perros.

Ana también insiste en la necesidad de "concienciar y educar a la población en las obligaciones" que supone tener un animal en casa con el fin de evitar maltratos o abandonos.

"No nos olvidemos que un perro es un ser vivo y como tal tiene sentimientos y necesidades", indicó Ana María.