AUNQUE la frase que encabeza este escrito pueda parecer una obviedad para muchos, estoy seguro de que más de uno tardará algún que otro minuto para descifrar lo evidente. Desde que el concejal del PP de Granadilla Esteban González lleva las riendas de la Agencia de Empleo y Desarrollo Local se han tomado varias iniciativas promocionales y de imagen que, si soy sincero, creo que han significado y significarán un rotundo fracaso.

Digo han significado porque, si recordamos el fiasco de las banderolas de la Zona Comercial Abierta de San Isidro, veremos que se tiraron a la basura muchos miles de euros por pura ignorancia, seguramente dejándose llevar por los consejos de algún gurú del márketing local o venido de Dios sabe dónde. Ahí han quedado los herrajes que sostenían esa novedosa iniciativa, agarrados a los postes de la luz, como testigos mudos de la profunda ignorancia en cuanto a los más elementales conocimientos de física se refiere.

No soy marino, pero a buen seguro cualquier conocedor de la navegación a vela o un buen windsurfista le hubiera explicado a don Esteban que cualquier material textil de forma cuadrangular sujeto por sus cuatro ángulos ofrece la mayor resistencia posible al viento, mientras que liberando uno solo de esos extremos -el inferior externo, en nuestro caso- lograríamos reducir su resistencia considerablemente hasta hacerla casi nula.

Ahora es tarde para lamentarse. Miles de euros malgastados que podían haber sido empleados en una campaña publicitaria llevada a los medios de comunicación y a los municipios cercanos, de forma masiva y continuada. Esta hubiera sido una buena idea, pero no, el Sr. Esteban, tan conservador como su partido, prefirió desplegar sus plumas de pavo real ante sus conciudadanos, dándose el primer batacazo tanto en el sentido práctico como en el conceptual.

Y como el concepto no ha cambiado, repite error en el casco de Granadilla. El problema ahora es mucho más grave, ya que se perpetuará en el tiempo y ya no hay posible marcha atrás exenta de gastos. En otra novedosa iniciativa -esta sí que lo es, ya que no se le ocurriría a nadie- ha sustituido los rótulos identificativos de los comercios y empresas del casco por unos ideados por algún otro genio de la publicidad creativa, que limitan la elección del empresario a un color, de los tres posibles, para el fondo del rótulo de su local, texto en blanco y fuera logotipo. Así como se lee: se elimina de un plumazo la identidad corporativa de las empresas, bajo el pretexto de que "es gratis y es una forma de unificar la imagen".

La norma básica del empresario, sea del gremio que sea, es distinguirse de los demás, de su competencia, no solamente mejorando el producto o siendo más competitivo, sino siendo conocedor de que también la imagen corporativa y el cuidado en su tratamiento influyen en la cuenta de resultados. Por tanto, significa un inexplicable y clamoroso error que don Esteban trate de imponer su marca, unas veces con banderolas y otras con rótulos uniformados, para satisfacer su ansia de perpetuidad a falta de placas inaugurales que lleven su nombre.

Ahora los comercios, bares, zapaterías, incluso dependencias municipales del casco, parecen todos lo mismo vistos desde fuera: mismo letrero, mismos colores, similares dimensiones, eso sí, gratis. Si quienes dicen que lo barato sale caro, a saber qué dirían de algo que no te distingue de los demás y que por muy gratis que te lo hayan "colocado" no te lo puedes quitar de encima sin rascarte el bolsillo. ¡Valiente negocio!

Solamente espero que don Esteban aparque sus ocurrencias, aunque estas le vengan de tarde en tarde y, tratándose de temas tan importantes como las zonas comerciales abiertas, convoque concursos de ideas en los que participen auténticos profesionales del márketing y la publicidad en lugar de los amigotes de siempre.

diseñador gráfico y fotógrafo