Unas 3.500 personas se dieron cita el sábado en la plaza de la Patrona, en Candelaria en el XI Encuentro de Murgas de Canarias, que registró una baja cifra de participación, pues supone la tercera parte del público que llegó a desbordar su mejor época. La crisis, la mala final de Santa Cruz o la decisión de Candelaria de cobrar entrada desde el año pasado (3 euros) e incrementarla este a cuatro han encendido la luz amarilla sobre la convocatoria, en una llamada de atención a la reflexión.

Más que un encuentro, fue un reencuentro con la murga: las tinerfeñas estuvieron a gran altura, con la magia y el brillo que les faltó en su final. Trapaseros fueron espectaculares, al igual que Bambones, que despierta pasiones. Mamelucos cogió el color que le faltó en su concurso para hacer historia y justificó sus méritos de tercer premio. Las ganadoras de Las Palmas también despuntaron aunque sin tanto equilibrio. Los Chacho Tú, terceros, los más comerciales con letras hasta divertidas y con contenido, pero les falta calidad musical, a la inversa de Trapasones y Serenquenquenes.

El festival, que dio comienzo a las 20:30 horas y duró casi cinco horas, arrancó con la infantil Los Piratas, con un más que discreto pasacalle, pero con la ilusión de cantar entre los grandes. Siguieron Distraídos, ganadora de las murgas infantiles de Santa Cruz. Los niños, que llevan ya dos primeros de Interpretación consecutivos, estuvieron sensacionales con su puesta en escena del homenaje a la familia y, en particular, cuando volvieron a cambiar una parte de la canción para dedicarla al encuentro de murgas. Los pequeños que lidera Tana Rodríguez López con letras de Airam Bazzocchi captaron la atención del público y despertaron carcajadas.

Tabletúos.- Dirigidos por Manu Garcés, los triunfadores de Lanzarote era la segunda vez que se medían con los ganadores de Tenerife y Gran Canaria, si bien la primera vez fue en 2010 en la Champion Murgas de Agüimes. Avalados con nueve carnavales, han logrado seis primeros de Interpretación. Su actuación pareció ir a 33 revoluciones, con una percusión a paso camello.

Escucharlos denota que su horizonte tiene nombre: Bambones, aunque ni teniendo ideas similares -"El fin del mundo" versus "La profecía" bambona- se aproximan. Es más, su letra es más acorde con el principio del mundo... murguero: un popurrí tan amplio que mezcla crítica por el niño del Colacao Yael, volcán de El Hierro, residencias de mayores. El volumen de la cadente percusión les restó brillo. Se esperaba más por su elegancia y magia, pero no llegaron.

Los Chacho Tú.- Terceros en Interpretación y dirigidos por el diablo loco Orlando Pérez "El Cala", apostaron por temas de fase, de Airam Bazzocchi, como su repertorio. El primero, Los concursos de la tele, muy buena idea que combina diferentes formatos televisivos. "Qué apostamos... que es difícil que el chicha suba otra vez" o "El juego de la vida y que algunas murgas han olvidado que son la voz del pueblo". El segundo, "El cobrador del frac", entremezcla la crisis con toques de humor al cantar a la tele canaria y Artiles. Lo más duro, el "viaje" a Tenerife escrito por un letrista de la tierra: "el chicha debe ser bujarrón" o "chulo prepotente". Baja calidad musical y pésima despedida. De Las Palmas, los más comerciales.

Mamelucos.- Con temas de Bazzocchi, los de Toño Ramírez, "El Chocolate", protagonizaron una buena actuación que permitió disfrutar de sus letras con buena vocalización. Presentación dedicada a la Virgen de Candelaria y remix de pasacalles Mamels. Cantaron primero "Los colores", que de forma espectacular identifica colores con situaciones ("blanco me quedo cuando pierdo trabajo" o "verde de esperanza de tiempos mejores") para llegar al clímax con Casimiro Curbelo, los canariones o los políticos camaleones, pero se diluye su final en el recorrido por la semana de Carnaval. El segundo tema, "La historia de la vida", un espectáculo, que hace un repaso desde los "politisaurios" a la historia española contemporánea, con referencias a Urdangarin. Nada que ver con su final. Muy bien y con encanto, aunque al director se le vio frío en el segundo, apartado en el escenario.

Trapasones.- Los segundos de Las Palmas tienen el hándicap de que su director es más protagonista que la murga. En el primer tema, "Corsario de un pueblo herido", desgranan en tres densas estrofas la compra de la escultura de tritón, en Las Palmas; los mayores amarrados en las sillas de las residencias y un reproche a los políticos carotas. La recreación en la dura realidad parece demasiado redundante, más allá de que se busque llegar al corazón. En su segundo, "No me sale la maldita introducción", intento de cantar la canción sin el inicio: abordan prohibición de fumar, reproches a la iglesia por la JMJ y el lamento de que Las Palmas no lograra la capitalidad cultural. Excesivos términos como golfos, terroristas, mamoneo... Cuando terminaron, cantaron parte de un tercero por meterse con el chicharrero y Junior hasta cargó con un espectador que le llamó pesado. "Tienes que respetar a todas las murgas que pasan sobre el escenario", le espectó Junior. También reprochó al público que no avalara a Las Palmas como capital cultura y prefiriera que se fuera para la Península, máxime cuando "aquí -en Tenerife- ha habido temporales, los primeros en acudir hemos sido nosotros".

Trapaseros.- Afortunadamente para el espectáculo, tomaron el testigo en la recta final Trapaseros, que con magisterio y esplendor recrean y combinan la puesta en escena con la calidad de su letra, salvo algún matiz. Su primero, "Feriantes", un tema sensacional de crítica, ironía y sátira al identificar al "tiovivo" con los políticos o la noria, cómo suben y bajan los impuestos. Una joya. Su segundo, "El militar", un tema que arranca muy divertido en el vacilón del militar canarión, para incrustar un hondo homenaje al soldado fallecido y que recupera garra en sus metáforas: "los políticos me están matando", y continúan desgranando este tipo de figuras literarias en sus dos últimas estrofas. Actuación de lujo. Los de Domingo González, de Los Realejos, sellan un año histórico.

Serenquenquenes.- Dirigidos por Javier Santana tenía ante sí el difícil reto de demostrar que no todas las murgas de Las Palmas son como Trapasones. O como su director. Arrancaron con un tema sobre indignados, que resultó flojito máxime cuando Bambones dejó muy alto el pabellón este año con esa letra. Abordaron desde que Paulino Rivero sigue gobernando al volcán de El Hierro y su golpazo: Indignados en Teror porque Fernando Alonso rompió con su pareja que es de allí, e iban a poner en el fórmula uno por un lado chorizos de Teror y por el otro, Banco Santander. Su segunda, "Las clandestinas", con parte de Marchilongas -en Las Palmas no dejan que un componente milite en más de una murga-, reivindican el papel de la mujer en el concurso. Se esperaba más letra, pues musicalmente enganchan.

Bambones.- Los de El Cardonal es una murga que crea adicción porque enamora. Habían cantando ocho murgas antes, y pusieron al público en pie en su pasacalle, y los espectadores hasta los forzaron a hacer un bis. El público pidió al director, Primi Rodríguez, que cantaran primero "Indignados", una joya de su repertorio que marcó diferencias con el de Serenquenes; y luego "La última canción", o La profecía, demostración de sátira e ironía para interpretar que si se cayó el techo de la terminal de guaguas o CC no barre en las elecciones es que se va a acabar el mundo como dicen los mayas. Y cerraron con el bis pedido por el público: "Recortados", en una actuación magnífica que, junto a Trapaseros, fueron lo mejor de un encuentro de gran calidad. Y sobretodo, que volvió a enamorar: hay murgas de calidad. O calidad en las murgas, tras la mala experiencia de la final.