Es la mayor concentración de personas que hay cada semana en Arona. La Policía Local calcula que en el recinto acotado donde se desarrolla pueden concentrarse hasta 600 puestos. Y varios miles de potenciales clientes en la mañana de los domingos. El Mercadillo de Los Cristianos es un espacio comercial de éxito. Y este año cumple 20 años, con la polémica de ocupar suelo público sin pagar por ello al Ayuntamiento.

La fórmula gusta a centenares de miles de turistas que llegan a Tenerife. En este caso, la puesta en escena cuenta. Y una de las claves es la vinculación del concepto de mercadillo con el de buenos precios o gangas. La empresa que explota esta oferta ha expandido su modelo a Alcalá, los lunes; Los Abrigos (Granadilla), los martes; a Playa San Juan, los miércoles; así como los jueves a Fañabé (Adeje). Pero también funciona los viernes en Golf del Sur (San Miguel) y San Isidro (Granadilla); mientras que los sábados abren en Fañabé y El Médano.

¿Quiénes venden sus productos en esas zonas? Trabajan con puestos al aire libre, pero en muchos casos no son vendedores ambulantes en el sentido estricto de la palabra. Una parte posee tiendas en las zonas turísticas de Adeje y Arona. Pero esos empresarios no se resisten a ganar dinero también de los turistas que acuden a los mercadillos.

Y muchos de los productos apenas se diferencian de los que pueden adquirirse en cualquier centro comercial de Torviscas o Las Américas. Los puestos se pagan en la puerta del recinto cada mañana antes de empezar la actividad. El precio de referencia en Los Cristianos, junto a Fañabé, es el más caro de los espacios que explota la empresa en la comarca: 29 euros de promedio.

La franja horaria con mayor afluencia de compradores empieza a las 9:30 y acaba a las 12:30 horas aproximadamente.

La gestión de estos espacios se controla desde una oficina en el centro comercial Parque Royale, en Torviscas. Es allí a donde se tienen que dirigir los aspirantes a tener un puesto para orientarse y saber qué condiciones de negocio hay.

Una de las preguntas clave realizadas por la persona que atiende a los interesados es: "¿Qué quieres poner?" No es simple curiosidad. Porque existen ofertas que empiezan a estar "saturadas", como pueden ser los puestos de maletas, cinturones y bolsos; la bisutería o la ropa de mujer, o bien las camisetas.

Y para entrar hay que esperar a que alguno de los espacios quede libre. Los encargados de controlar el recinto otorgan a los "recién llegados" dos domingos de prueba. Si las ventas van bien o son aceptables, entonces el comerciante debe entregar la documentación. El "empresario" debe estar dado de alta como autónomo ante la Administración de la Seguridad Social y disponer de la declaración censal que se obtiene en la Delegación de Hacienda para venta al menor de mercancía sin establecimiento. Y, en unos pocos casos, con los empleados puede existir cierta picaresca y pasan por amigos de los "dueños" del puesto.

La actividad del mercadillo está tan arraigada en la zona que, incluso, una persona interesada en vender sus productos alimenticios en una zona peatonal fue a consultar al Servicio de Atención al Ciudadano de Los Cristianos, que depende del Ayuntamiento de Arona, y un trabajador le aconsejó que hablara con uno de los encargados del Mercadillo. Y es que la fórmula comercial del Mercadillo ya dura 20 años.