Durante décadas, el camino del barranco del Infierno fue transitado por centenares de personas al día en sus diferentes tramos. Pero, desde hace casi diez años, este singular espacio protegido se ha convertido en enclave de sucesos trágicos, accidentes, caídas, rescates, obras, informes interminables y cierres por parte del ayuntamiento.

El último episodio de esta serie de despropósitos resulta, cuando menos, rocambolesco. Después de más de un lustro cerrado tras un accidente mortal (la caída de una piedra provocó el fallecimiento de una ciudadana germana), el Consistorio adejero estaba dispuesto a afrontar la mejora del sendero para adjudicar la gestión de la reserva natural especial a una empresa. Y disponía de un presupuesto de 40.000 euros para llevar a cabo los trabajos necesarios. Pero las obras de dicho proyecto no llegaron ni a empezarse.

Las fuertes lluvias de diciembre generaron importantes destrozos en el sendero y hace varias semanas una turista cayó unos cinco metros de altura y resultó herida porque el camino, sencillamente, había desaparecido.

Y el sendero, oficialmente, ha vuelto a cerrarse. Los turistas y visitantes ya no pueden, siquiera, acceder a la plaza-mirador de la entrada.

El concejal de Servicios Municipales, Gonzalo Delgado, reconoció a EL DÍA que una empresa realiza ahora un estudio para determinar a cuánto asciende el presupuesto necesario para corregir los daños existentes y poder hacer de nuevo transitable la ruta.

Delgado explicó recientemente en un pleno que ahora los gastos podrían cuadruplicarse o quintuplicarse. Es decir, que no sería extraño que alcanzaran los 200.000 euros. Pero lo cierto es que todavía no existe una valoración exacta.

Y la Corporación municipal adejera deberá realizar un nuevo pliego de condiciones para sacar a concurso la obra de acondicionamiento para que el sendero vuelva a ser seguro.

No será la primera vez que se hagan trabajos en el cauce del barranco del Infierno para mejorar la accesibilidad.

Hace años, se utilizó un helicóptero para transportar los materiales a los lugares donde eran necesarios.

El edil de Servicios Municipales y primer teniente de alcalde reconoce que hay varias zonas donde no hay camino y se debe acometer su restauración.

En el barranco del Infierno ha habido muchos accidentes y algún despropósito, como, por ejemplo, cuando durante años ni técnicos del ayuntamiento ni del Cabildo de Tenerife querían firmar que el espacio protegido estaba "apto" para ser utilizado por los senderistas, por miedo a que algún accidente mortal provocara su imputación por homicidio imprudente, en base a lo que ocurrió en noviembre de 2009 en la playa de Los Guíos, en Santiago del Teide (dos mujeres fallecidas por un desprendimiento ocurrido un mes después de un primer derrumbe).

Hasta ese momento, las estadísticas elaboradas por la administración insular situaban al paraje adejero como el segundo espacio protegido más visitado de Tenerife, después del Parque Nacional del Teide.

Fue precisamente ese dato y la carga de visitantes que soportaba lo que animó al Cabildo y al ayuntamiento a apostar por controlar y regular las visitas. Y uno de los argumentos también fue evitar la imprudencia de algunos turistas que accedían al sendero sin calzado ni ropa adecuada.

El ayuntamiento y el Cabildo realizaron una concesión y se llegó a seleccionar al personal que debía hacer efectiva la gestión de la reserva natural especial.

Sin embargo, ese proyecto, con el paso de los años, se diluyó y ahora se debe realizar un nuevo proceso para disponer de un sendero seguro. Y un acuerdo entre el Cabildo y el Consistorio adejero permite que sea esta última administración la que realice dichos trámites burocráticos.