Hace tres años que apenas se sabe nada de él más allá de Arafo. Lógico. Está centrado y "felizmente ocupado" con sus dos nietos: Samuel, ya universitario, y Eduardo, de siete años. "Me tienen muy animado". Son los hijos de la hija que perdió. "Ahora me recreo en ellos y les doy lo que no les entregué a las chicas".

Domingo Calzadilla fue alcalde de Arafo desde 1974 hasta 2011. Fueron casi 37 años en los que cambió el municipio, como cabía esperar, y en los que dejó muchos amigos, más conocidos y algunos enemigos. Pero no reniega de esa parte de su existencia. Eso sí, reconoce ahora, tres años después de abandonarla, "lo mucho que me perdí". La dedicación a la política pudo con el resto de su vida. Lo admite.

"Me ha llegado la paz y la tranquilidad", sentencia sereno al hablar de este tiempo transcurrido desde aquel sábado que dejó de ser alcalde. ¿Qué hace ahora? Muchas cosas, pero ninguna relacionada con la política: "No quiero saber nada de política. Ese tiempo ya pasó".

Además de sus nietos, Calzadilla ocupa su tiempo con la lectura. "Es algo que tenía aparcado y que he recuperado con fruición". Eso lo acompaña con el dibujo, una de sus aficiones poco conocidas. Se centra en el paisaje. "Me relaja, me anima y me enriquece". Una y otra cosa combinan con la música, especialmente con la zarzuela. El complemento de todo ello: el hogar. "Se están cobrando lo que antes no hacía: los mandados de la casa".

Pero el fútbol (fue jugador durante su juventud) está por encima de todo eso. "No me pierdo un partido del Tenerife, ni bueno ni malo. Ahí me desahogo, no me reconozco".

El arafero le sigue buscando y pidiendo soluciones

"Aprendí a darle al ordenador, tengo tiempo de escribir a ratos, de leer, de recopilar fotos antiguas y de departir con los nietos. Ahí vacío los sentimientos y los recuerdos". Eso sintetiza el quehacer de Domingo Calzadilla ahora, pero por mucho que quiera y que manifieste su alejamiento de la vida y de la actividad política, el arafero sale a su encuentro: "Me siguen buscando los vecinos. Son muchos años de alcalde y entienden que sigo teniendo cosas que aportar, que podemos arreglar lo que está mal, que podemos recuperar las fiestas perdidas... Pero no, ese tiempo pasó". La jubilación política y el paso de los años restañen heridas. Domingo Calzadilla tuvo sus orígenes en la dictadura, pero siempre fue elegido alcalde por mayoría absoluta. Hoy no es nada extraño escuchar a sus adversarios (más de los que estos mismos pudieran pensar) hablar en positivo de Calzadilla. Los hay, lógicamente, que no ceden. Pero caminar por Arafo con el exalcalde sigue siendo un gran ejercicio de paciencia para quienes lo acompañan. A cada cinco pasos se para un arafero a preguntarle por su salud, a interesarse por qué está haciendo y a transmitirle algún reproche para el alcalde actual, su exsecretario, exconcejal y sucesor. Recordar a José Juan Lemes, su sustituto, le genera inquietud. Pero puede con todo ello.