Un grupo de comerciantes del entorno de la calle y plaza Santiago Puig muestran públicamente su malestar por el caso omiso que hace la administración municipal sobre las quejan que han trasladado por la venta ambulante en la zona. "Son un grupo que emplea técnicas muy agresivas que están perjudicando seriamente la actividad que desarrollamos los que tenemos aquí nuestros negocios", aseguran.

Admitiendo que la Concejalía de Seguridad "aceptó de buen grado" las quejas que presentaron, muestran su malestar "porque la respuesta material ha sido bastante floja, por no decir prácticamente inútil".

Un ejemplo: la Policía Local acude al lugar, realiza una intervención, los vendedores ambulantes desaparecen del lugar momentáneamente "y a los 10 minutos regresan a esta zona". Y así "una y otra vez".

La situación que describen es "muy preocupante" porque "no se detienen ante nada ni nadie". Explican que "atosigan a los turistas, les tratan de vender o, más bien, imponer la compra de sus gafas, sus carteras o lo que sea". Porque también afirman haber presenciado la venta de estupefacientes. Cuentan un caso de "una redada en la que uno de ellos tiró una bolsa que quedó enganchada en una de nuestras pizarras. Un empresario la recogió y la entregó en comisaría. "Había de todo".

Este grupo de comerciantes afirma que "tenemos una paciencia de santos, porque lo que aquí estamos viviendo no se puede aguantar mucho". Este grupo de personas dedicados a la venta ambulante "imponen al turista, llegan a tocar a sus mujeres y hasta se pelean entre sí. Estamos llegando al límite".

Son conscientes de que esta situación se reproduce sistemáticamente en la zona turística, pero "lo que demandamos es que las autoridades intervengan decididamente antes de que la cosa empeore".