Centro sociosanitario o geriátrico, colegio público, consultorio periférico, restaurantes, pizzerías, iglesia, oficina municipal descentralizada, club náutico, farmacia, cajero automático, local social, playas, paseo litoral, supermercados, puerto pesquero... A un kilómetro de la autopista del Sur y aún en pleno desarrollo urbanístico. Todo casi ideal, pero no tanto. Por resolver aún está el saneamiento y el vertido/tratamiento de aguas residuales. Están en ello.

El Puertito de Güímar por tener tiene hasta una reserva natural: el Malpaís. Al menos le toca una parte, polémica. Con intervención judicial incluida, ese "roce" marcó el devenir del plan parcial que lleva al nombre de la localidad. Tras una década de hecha la urbanización de la zona, ni una edificación. Los límites impuestos por el juez obligaron a reordenar el plan y la crisis le pilló en el proceso dificultando un área en la que también se contemplaba equipamiento educativo y deportivo público.

El Puertito de Güímar es un lugar de residencia y de recreo surgido en la década de los años 70 del siglo pasado. Dividido en dos por la vía que llega al lugar desde la antigua carretera general del Sur, o desde el casco urbano de Güímar, la actividad pesquera que motivó su origen no es hoy lo principal de este núcleo, cuya población está centrada en el sector servicios como actividad principal.

El Plan General de Ordenación imposibilita un desarrollo mayor hasta que no se culminen los espacios ya autorizados. En la primera década de este siglo fue bestial el crecimiento urbanístico en el margen sur. Más de 1.200 viviendas fueron levantadas en ese periodo (unas 400 dependen de una decisión judicial). Eso no tuvo por respuesta la dotación, equipamiento y servicios que demandaba esa nueva población y la ya existente.