Dos asociaciones vecinales en un barrio con un censo inferior a los 500 habitantes reflejan una situación socialmente delicada. Las Maretas, en suelo de Arico y limítrofe con Granadilla de Abona en la desembocadura del barranco del Río, creció desde la mitad de la década de los ochenta del siglo pasado "por el empuje y la inversión de nosotros, los vecinos".

Un ejemplo: la carretera que enlaza con el barrio desde la autopista. "Es un kilómetro que se asfaltó porque los vecinos de entonces nos plantamos en el Gobierno de Canarias y fuimos pesados. Tuvimos la suerte de encontrar a Ildefonso Chacón". Fue consejero regional del área en los primeros años 90. Hoy, esa vía tiene alumbrado público, "y funciona", pero en su recorrido "no hay ni rastro de una acera".

Otro ejemplo: el abastecimiento de agua potable. "La red la puso el barrio. Durante los primeros años recibíamos un agua de buena calidad. La actual y desde hace tiempo es pésima". Así de tajante.

Las Maretas tiene hoy sus calles asfaltadas, si bien hasta casi el final del siglo pasado las vías interiores permanecían con tierra. "Pero es todo lo que han hecho aquí. Les han echado un poco de asfalto a las calles y de aquella manera. Nada más". De aquella manera se traduce en que "aceras, saneamiento y un terminado correcto de la obra era mucho para este ayuntamiento".

No excluyen a ningún partido de la situación en que se encuentra Las Maretas. "Por este municipio han pasado todos y ninguno ha prestado atención a este pueblo como los que aquí vivimos reclamamos y necesitamos desde hace años".

Uno de los puntos de interés de Las Maretas es el muellito, un espigón pequeño que sufre daños graves cada vez que hay un temporal de mar. "Llegamos a promover y tener un proyecto elaborado por Costas para restaurar y mejorar esa zona del pueblo. Para realizarlo, había que afectar la casa de un vecino reconstruyéndola detrás de donde se encuentra o pagándole 25 millones de aquellas pesetas. Al final, ahora están haciendo algo que ni se parece a lo que se necesitaba".

Un parque infantil "en condiciones que podemos considerar menos malas", una zona deportiva anexa "en tierra", un interior del barrio donde "hay trozos de aceras y donde el peligro para el peatón es constante"...

Los vecinos de Las Maretas plantearon, hace un par de décadas, algunos proyectos interesantes que se quedaron en el olvido. En su memoria están la recuperación de la que llaman Cueva Honda, un lugar "a proteger y cuidar porque es patrimonio de este pueblo"; o el centro social que idearon "y que nuestros gobernantes convirtieron en un cajón que construyeron ahí, en la fachada de llegada el pueblo"; o la creación de piscinas naturales aprovechando la desembocadura del barranco del Río.

"Este es un pueblo que nos ha costado a todos construir y mantener. Nos da pena verlo como está, aunque tuvo momentos peores, pero tenemos que trabajar para que alguien ahí arriba (señalan hacia la medianía de Arico, donde se encuentra el ayuntamiento) se entere de que estamos aquí y que somos presente y futuro de este municipio", reflexiona uno de los "veteranos" del lugar.

LA RADIOGRAFÍA

Nombre

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua señala que mareta es el "movimiento de las olas del mar cuando empiezan a levantarse con el viento o a sosegarse después de la borrasca". Refleja exactamente lo que ocurre en este punto de la costa de Arico. De ahí que Las Maretas tome su nombre de la actividad propia de la naturaleza. "Eso también condiciona nuestro carácter", dicen algunos.

Ubicación

Las Maretas limita con Granadilla de Abona, más concretamente con el Polígono Industrial, en la parte de la desembocadura del barranco del Río. Es la localidad de Arico situada más al Sur. A la misma se accede a través del enlace de la autopista que comunica tanto con el Complejo Medioambiental como con las localidades de El Río (Arico) y de Chimiche (Granadilla de Abona), en zona de medianía.

Reseña histórica

Los inicios del desarrollo del pueblo de Las Maretas están en el establecimiento de viviendas como lugar de segunda residencia a lo largo de los años ochenta del pasado siglo, convirtiéndose, con el transcurso de los años, en la primera residencia de muchos vecinos procedentes de diversas zonas. Cuenta con una playa y un accidentado litoral, que conforma un paisaje peculiar, de originales formas y singular belleza.