Candelaria celebró ayer un pleno que evidenció cuánto dista la política del vecino. Cuando parecía que el portavoz del PP, Juan Miguel Olivera, había hecho historia al poner de acuerdo a todas las fuerzas municipales para unirse y exigir al Cabildo recuperar el proyecto de remodelación de la Basílica y su entorno en el olvido hace cinco años, crear una comisión para actualizar el proyecto y pedir incluirlo en el Pacto por Tenerife al presidente Carlos Alonso, al final del pleno, en ruegos y preguntas, saltó la sorpresa.

Olivera había negociado con todos los grupos el consenso de la declaración institucional y ayer precisamente tardó más en celebrarse el pleno que los operarios municipales en pintar medio centenar de aparcamientos sobre la misma plaza de la Basílica y una veintena en el paseo de San Blas, la misma zona que con el fuerte oleaje se cierra a los peatones; al menos esto ocurría antes de la enésima obra de remodelación acometida por Corporación insular.

Casi de forma ingenua, Olivera preguntó al equipo de gobierno qué trabajos se estaban desarrollando en la plaza, porque algunos vecinos le habían comunicado que el martes se colocó asfalto para facilitar acceso a vehículos a una nueva zona de estacionamiento. Fue ese el único momento que el equipo de gobierno respondió con dos portavoces, tantos como partidos lo componen, aunque para decir lo mismo. El de CC, el nacionalista Carlos Sabina, responsable de Policía, dijo que era un proyecto que venía de atrás; y le pasó la pelota al de Servicios, el socialista Jorge Baute, que aseguró que un empresario le propuso la idea, le dio todo hecho y decidió poner en marcha los aparcamientos de forma experimental. Eso sí, como para restar importancia, solo será de lunes a viernes.

La otra moción que evidenció que política y sociedad no riman fue la de la concejala de Asunto Sociales, Olivia Pérez, que logró apoyo para que Candelaria se adhiera al premio de Accesibilidad Reina Letizia. Después de enumerar actuaciones y con reproches de Sí Se Puede, que dijo que se podía hacer mucho más, se impuso la realidad: un discapacitado físico, que fue en la lista de SSP, estaba en el pleno y pidió la palabra. Solo llegar al micrófono del salón de plenos en su silla de ruedas adaptada tiró por tierra los argumentos de todos los que votaron a favor de pedir un premio por Accesibilidad para Candelaria. Eso sí, la concejal le pidió su colaboración para completar el 50% del trabajo que dijo el vecino que dejaba a medias el equipo de gobierno.