Hace cuatro años eran una quincena, pero en el lugar ya superan la veintena de vecinos permanentes. La zona de Pájara, en la medianía de la comarca de Agache, vuelve a mostrar su malestar y queja por el caso omiso que el Ayuntamiento de Güímar hace a su petición de un servicio básico y fundamental, como es el abastecimiento domiciliario de agua potable. En 2011, el alcalde de entonces, Rafael Yanes, pidió tiempo para solucionar este problema. Hoy, la situación ha empeorado, señalan los afectados.

El Diputado del Común trasladó recientemente a este conjunto de vecinos una respuesta de la Administración municipal a través de la que la misma reconoce que "siguen existiendo los mismos problemas de carencia de abastecimiento en la zona" porque las obras que se precisan para subsanarlos no se han realizado aún.

Los trabajos para dotar de este servicio a los vecinos de Pájara consisten en cambiar la sección de la red de abastecimiento que circula por la carretera insular TF-28 (carretera general del Sur) a su paso por el barrio y ampliar, por otro lado, y cambiar la sección del tramo del Camino Lomo del Viento.

Estas obras son las que señaló la empresa concesionaria del servicio, Aqualia, para la que "las obras de ampliación de la sección y de la red del barrio de Pájara son totalmente necesarias e imprescindibles para garantizar el suministro de agua a parte de la población de la zona".

Teniendo en cuenta que "los servicios de abasto de agua potable y saneamiento son de obligada prestación por los ayuntamiento, conforme establece la Ley de Bases de Régimen Local", el Diputado del Común insistió ante el Ayuntamiento de Güímar para que el gobierno municipal indique "el plazo de tiempo estimado para llevar a cabo la realización de las obras necesarias".

Los vecinos indican que Pájara dispone de todos los restantes servicios básicos que el consistorio ofrece en la zona, incluso cuentan con el de telefonía, "pero nos parece inconcebible que en pleno siglo XXI todavía no contemos con agua potable. Y así llevamos casi medio siglo", indicaron.

Los habitantes de esta zona, y, en concreto, de la calle Lomo del Viento Abajo, a través de la cual discurren varias viviendas en las que están asentadas las familias (algunas con niños) y explotaciones agrícolas, el agua que llevan hasta sus hogares procede de "un estanque, que se repone con agua procedente de una galería de la que somos accionistas, mientras que para el consumo diario y para elaborar la comida debemos cargar con garrafas". Esta situación conlleva cierto riesgo, toda vez que el agua del estanque se canaliza a través de una atarjea, es decir, "al aire y, por tanto, ahí puede caer cualquier cosa".

Sin embargo, a la hora de pagar los impuestos municipales "sí que estamos equiparados en nuestras obligaciones como cualquier vecino de Güímar", manifiestan los afectados, quienes esperan una solución rápida.