El problema de la circulación de los aparatos eléctricos por calles, aceras y peatonales de la zona turística de Arona se ha convertido en una de las principales quejas planteadas por los viandantes.

Ante dicha situación, el cuadro de mandos de la Policía Local de Arona ha decidido aplicar la vigente ley de Seguridad Vial 339/90 de 2 de marzo para impedir la proliferación de ese tipo de elementos de desplazamiento.

La medida fue comunicada al alcalde accidental, José Antonio Reverón, que demandó a los funcionarios policiales que actuaran en base a la legalidad, "pero con contundencia".

Las fuentes consultadas indican que "esos artefactos" no están homologados, no poseen matrícula y carecen de número de bastidor; es decir, que únicamente están autorizados para personas discapacitadas o con algún problema de movilidad.

Como ejemplo del descontrol que se produce a la hora de alquilar o utilizar dichos aparatos, las fuentes señalan que policías locales de Arona detectaron ayer el caso de un menor, de unos 8 o 7 años, que iba conduciendo uno de estos objetos eléctricos, mientras que la madre del mismo iba sentada en la parte trasera. Supuestamente, en el municipio de Arona existían dos empresas dedicadas al alquilar estos artefactos en agosto del año pasado. En estos momentos, consta que permanecen abiertas nueve en total.

Los aparatos eléctricos alquilados masivamente a turistas pueden llegar a alcanzar unos 40 kilómetros por hora, una velocidad que se considera suficiente para provocar lesiones graves a cualquier viandante de avanzada o corta edad.

Además, para retomar las denuncias y retiradas de aparatos se ha tenido en cuenta la masiva presencia de turistas que en estos meses se alojan en hoteles de Arona y que caminan por aceras y peatonales.

Desde marzo de 2015 hasta el pasado jueves, los agentes municipales habían retirado 509 aparatos. Uno de los accidentes protagonizados por los usuarios de estas "motos" consistió en una colisión frontal por la que dos menores de edad tuvieron que ser hospitalizados. Y otro se empotró contra una cristalera en un hotel de Las Américas.