El sonoro hermetismo que marcó la reunión de la tarde-noche de ayer de la mesa del pacto regional no pudo evitar, por poco o nada que trascendiera de los representantes de CC y PSOE, la convicción de que, a medida que fue pasando la jornada, el futuro del acuerdo fue ensombreciéndose cada vez más, de gris a oscuro, muy oscuro. Según fuentes de ambos partidos, y a la espera de posturas oficiales, la reunión resultó tensa y ha complicado mucho más de lo previsto la resolución de la crisis abierta por la censura en Granadilla.

Pese a que los protagonistas optaron por no hacer declaraciones tras una reunión que se prolongó más allá de las 22:00 horas, dichas fuentes coinciden en que la postura comprensiva y, más bien, de apoyo de una parte de CC en Tenerife a los ediles censurantes ha enrarecido el ambiente hasta puntos insospechados, sin descartarse, ni siquiera, una ruptura por parte de un PSOE que no solo no aceptará que la censura siga y prospere, sino que teme artimañas y estrategias que acaben volteando el gobierno en dicho municipio sureño con un alcalde de CC junto al PP y C''s.

Esas fuentes colocan al presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, al frente de esa parte de CC que, lejos de aceptar la expulsión de los concejales anunciada por el secretario general, José Miguel Barragán, cree que tienen razón y que es el PSOE el que ha incumplido en Granadilla por mantener aún al alcalde y a los dos ediles investigados por diversas causas urbanísticas. En este sector de CC también se coloca al alcalde de La Orotava, Francisco Linares, quien ha tenido mucho peso en la organización en Tenerife, y a la consejera Rosa Dávila, aunque los socialistas más críticos ven detrás de todo al propio presidente, Fernando Clavijo.

Una de las claves que se maneja es si CC dispone de información privilegiada sobre la inminente apertura de juicio contra el alcalde, lo que contextualizaría la censura, si bien el PSOE granadillero lo negó ayer de forma tajante. En ese caso, el código ético de los socialistas a escala nacional obliga a renunciar al partido, lo que podría impedir la censura (y la expulsión de los ediles de CC), aunque habría una elección de nuevo alcalde de incierto desenlace.

A la mesa de ayer acudieron por el PSOE el secretario de Organización, Julio Cruz, el diputado y presidente de la gestora en Tenerife, Héctor Gómez, y, en principio, el portavoz del Grupo, Iñaki Lavandera. Por CC, estuvieron, al menos y según las fuentes, Barragán y el portavoz en la Cámara, José Miguel Ruano. Según trascendió a El Día, el PSOE se puso tajante en su amenaza de romper si la censura prospera o si una retorcida estrategia voltea el gobierno en Granadilla sin que, en apariencia, el acuerdo se incumpla.

Barragán insistía ayer en la expulsión

Antes de que la situación empezara en la tarde de ayer a complicarse en la mesa del pacto, el secretario general de CC, el majorero José Miguel Barragán, repitió en diversas declaraciones a medios y por fuera de Presidencia (en Las Palmas) que su partido expulsará a los ediles de Granadilla si persisten en su intención de censura para el próximo martes. Es lo que viene diciendo desde que, el pasado jueves, se confirmara la presentación de la moción junto a PP y C''s. Entonces indicó que se aplicaría un expediente urgente de expulsión y que, tras las comunicaciones a los ediles (ese jueves por correo electrónico y el viernes por carta enviada al consistorio), tendrían 24 horas para rectificar. Más allá de la polémica sobre días hábiles o no, ese plazo expiró ayer de forma sobrada, pero los concejales lograron un balón de oxígeno el sábado en la ejecutiva de CC en Tenerife, cuando se les permitió presentar alegaciones, lo que hicieron ayer. Pese a esto, Barragán mantuvo en la mañana de ayer sus tesis y se mostró convencido de que llegarán a tiempo de abortar la censura, si bien de sus palabras no se podía deducir de forma tajante si era porque se consumaba la expulsión o si ya barajaba la opción de la renuncia de González Cejas.

En el PSC temen que CC hable solo con Sánchez

Desde hace días, pero especialmente ayer, en sectores del PSC crece la sensación de que, con Granadilla, se cumplirá de forma aplastante y cruda lo dicho recientemente por el presidente regional, Fernando Clavijo, sobre los socialistas canarios: que son "medianeros" y que, cuando debe resolver algún problema del pacto con este partido, acude directamente a su máximo líder, el secretario general, Pedro Sánchez. Según esta tesis, y en una jugada bien estudiada y bastante retorcida, los nacionalistas exigen la renuncia del alcalde granadillero ante su situación judicial (incluso no se descarta que posean información anticipada sobre una apertura de juicio oral, por más que el alcalde y los concejales investigados lo nieguen), González Cejas decide quedarse y Sánchez, como ocurrió en La Laguna con Javier Abreu, lo expulsa para salvar el pacto. Sin embargo, la parte final no saldría como esperarían el PSOE más proclive a seguir con CC, pues, en el pleno en el que habría que elegir al nuevo alcalde, los nacionalistas de este municipio recibirían los apoyos que ahora tienen para la censura y habría habido un vuelco gubernamental que, luego, la dirección regional de CC podría justificar como una rebeldía o incumplimiento incontrolado y que no preveían, pero que estos socialistas vinculan a los casos del Puerto y Arico.

Dávila recuerda Arona y San Juan de la Rambla

La consejera regional de Hacienda y secretaria de Organización de CC en Tenerife, Rosa Dávila, añadió ayer más sal a la creciente herida en el pacto al contrarrestar las quejas socialistas por lo que ocurre en Granadilla o incumplimientos como los del Puerto de la cruz, Arico o, incluso, Santa Cruz, con el hecho de que el PSC haya "impedido" a su partido cogobernar en municipios como Arona o San Juan de la Rambla, donde el PSOE gestiona en minoría. Héctor Gómez respondió ayer a esto recalcando que el pacto regional dice que, donde no haya cogobierno, se debe dejar gobernar al más votado.