Ocurre con asiduidad desde hace unos días y los vecinos que están acampados en las inmediaciones del barrio tienen documentado el paso de personas ajenas al lugar que entran en una zona de acceso restringido para "coger lapas".

Sorprendidos, primero; molestos, después; e indignados, finalmente, los vecinos de Bajo la Cuesta "asistimos al espectáculo que supone ver entrar en el barrio, el sitio de donde nos han echado hace cinco meses, para dedicarse a coger lapas ante la indiferencia del personal de seguridad y de la propia Policía Local".

Cabe recordar que el 27 de octubre fueron desalojadas las viviendas de Bajo la Cuesta y restringido el acceso al núcleo, disponiendo el Ayuntamiento de Candelaria de seguridad privada (que tiene un coste mensual a los 7.000 euros, según se informó durante el último pleno) para evitar el paso a toda persona ajena a la obra. Es más, para acceder se precisa una autorización del propio consistorio.

"Nos aseguran que por la costa se puede entrar, que por ahí no hay problema", afirman los vecinos, quienes se preguntan "de quién será la responsabilidad si le ocurre algo a esas personas y si alguien entra en nuestras casas". Es más, se cuestionan "si para enterarnos de que nuestras viviendas no han sido allanadas tendremos que entrar en ellas pero accediendo por la costa".

Los vecinos "no salimos de nuestro asombro" ante "la constante tomadura de pelo de la que estamos siendo objeto". Hay quienes, incluso, hablan de adoptar medidas contundentes ante la situación actual.

Una semana complicada

Los vecinos de Bajo la Cuesta han vivido una semana en la que se enteraron de que, tal vez, solo una docena de ellos retornará a sus casas durante este año y que los restantes tendrán que esperar no se sabe cuánto tiempo. Así lo expuso en el pleno el secretario del Ayuntamiento de Candelaria durante una sesión plenaria de la que fueron expulsados por la alcaldesa debido a sus interrupciones, aplausos y palabras críticas a la actitud y gestión del gobierno municipal.