El primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, Turismo, Agricultura y Agua de Vilaflor, Luciano Marrero (CC), asegura que el consistorio trabaja "hora a hora" para tratar de resolver los problemas de abastecimiento de agua para la población y los agricultores del municipio, que empezaron hace un mes y han obligado a programar cortes periódicos en el suministro público entre las 23:00 y las 6:00 horas. El ayuntamiento compra más agua, trabaja para reparar defectos en los depósitos y la red municipal, y tiene en marcha una modificación de la ordenanza local del servicio, unas actuaciones que darán sus frutos en un futuro cercano, pero que no van a evitar que las restricciones nocturnas en el suministro continúen durante lo que queda de verano.

"Salvo que llueva en agosto", apunta Marrero, la solución a los problemas de escasez no llegará hasta octubre, cuando el otoño traiga más lluvias a Vilaflor.

"Lo estamos pasando mal con esto. Nos preocupan las molestias que sufren los vecinos y también los efectos que la falta de agua provoca en nuestra agricultura. Trabajamos cada día para acabar con las restricciones lo antes posible, pero no nos venden más agua. Existe un mercado privado y es un asunto complejo", destaca.

Vilaflor es una localidad rica en recursos hídricos, pero la mayoría está en manos privadas. Las galerías y participaciones del ayuntamiento resultan insuficientes para atender la demanda de vecinos, hoteles y restaurantes.

"Esperamos iniciar en cuestión de semanas la limpieza de la galería de El Pinalito, que es municipal, con el objetivo de aportar más agua", avanza. Una actuación que ayudará, pero que no resolverá el problema de forma inmediata.

"Desde que este gobierno llegó al ayuntamiento en junio de 2015, el abastecimiento de agua ha sido una prioridad. Sin embargo, Vilaflor sufre una sequía extrema y eso se nota en los acuíferos. La gente piensa que aquí tenemos mucha agua, pero la gran mayoría está en manos privadas y se va fuera", lamenta Marrero.

La altitud de sus núcleos poblados, entre 1.100 y 1.500 metros sobre el nivel del mar, hace inviable que se pueda bombear agua desalada. Sin embargo, la incorporación de agua desalada para atender la demanda de núcleos turísticos costeros sí podría liberar parte del agua de Vilaflor para Vilaflor.