Los ganaderos ariqueros son hoy ejemplo de que la recuperación del sector es posible y con el esfuerzo de la iniciativa privada. Damián Sacramento, Fernando Ballesteros y Santiago Delgado forman un grupo de emprendedores que apuesta por esta actividad con sus recursos económicos y todo su tiempo. Solos se ocupan de todas las tareas propias de una granja caprina, Campo de Arico, y lo hacen de lunes a domingo.

De los 17.000 metros cuadrados que tienen alquilados, dedican a la producción ganadera 5.000, "con un plan de expansión para triplicar esa superficie al uso, pero habrá que esperar". Ahora cuentan con unas 120 cabras y en la producción oscila entre los 100 y los 150 litros de leche al día, de los que obtienen entre 20 y 30 kilos de queso. "Estamos en la época en que las cabras están preñadas y el resultado, por tanto, es menor".

Sus ejemplares proceden de Granadilla, de La Gomera, del Norte de la Isla y de Arico. "Nuestras cabras tienen pedigrí, se puede decir". Damián, ataviado de faena para andar por los corrales y de pulcro blanco para recorrer las instalaciones en las que elaboran el queso, tiene claro que "nuestra apuesta es la cabra del Norte de la Isla. Es la más productiva y la que reúne características muy adecuadas para lo que queremos".

Alfalfa, paja blanca y grano es el alimento de las cabras, "nada de repudio". Están muy satisfechos porque "comprobamos que la calidad de la leche es alta y eso se tiene que notar en el queso".

Campo de Arico está activa desde hace año y medio, pero su producción quesera comenzó en el actual. "Todavía somos muy pequeños, nuestra producción es la que es. Por eso y por infraestructura, actualmente el queso Campo de Arico está solo en establecimientos del municipio". Aun así, "cubrimos gastos".

Estamos ante un queso fresco elaborado solo con leche fresca. En el mercado local se encuentra en medio kilo, un kilo, dos kilos y de barra.

Las instalaciones de la Quesería Campo de Arico destacan por su limpieza, orden y organización, así como por el nivel de protección y seguridad. En los planes de expansión, reutilizan lo que fue un gran estanque para emplazar los corrales nuevos. "Hemos detectado errores en lo que tenemos al uso que vamos a corregir para que las instalaciones sean más confortables para los animales y ganen en eficacia a la hora de gestionar el espacio, las cabras y las tareas a realizar". Llegan al extremo de separar la comida por la edad del animal.

Con registro ganadero desde hace un año, dispone de un área de ordeño pequeña, pero cómoda y debidamente mecanizada, así como salas para el almacenamiento y conservación de la leche y otra de elaboración y de frío en condiciones perfectas. "La higiene es fundamental y hay que dedicar mucho tiempo a ese aspecto".