Xanadú es un lugar donde se conjuga el tiempo de ocio, el aprendizaje y la terapia. Es un complejo en el que el protagonista principal es el caballo, animal utilizado para la recuperación de personas (de todas las edades) y un espacio en el que, como comentan usuarios y visitantes, "la vida adquiere otro sentido".

Antonio Carlos Rodríguez Hernández es un empresario que apuesta por Arona. "Tenemos niños que empezaron con tres años y aún siguen encantados y te das cuenta de cómo han adquirido y mejorado capacidades como el equilibrio y la motricidad. El control corporal que adquieren es extraordinario. Tenemos padres que no habían conseguido aficionar a sus hijos a ningún deporte hasta que llegaron aquí. Como es un deporte tan desconocido siempre se deja para el final. Vienen niños que ya lo han probado todo sin éxito y aquí damos en el clavo. Tenemos una ventaja, que lo enfocamos para que aprendan y se diviertan".

Los ponis es el primer paso del menor y el riesgo también se reduce al mínimo. Cuenta Antonio que "si te caes, no pasa nada; si te llegase a pisar, tampoco".

En el otro extremo están los mayores. "Creo que vienen porque siempre quisieron aprender y no han tenido la oportunidad o las escuelas no estaban adaptadas". Muy satisfecho de los ejemplares, entiende que aprender a montar caballos "es una terapia para toda la vida" porque, además de ser una experiencia, "aprendes metodología y a aprender disfrutando".

En las caras de los menores, padres y abuelos el visitante encuentra la misma expresión que en la de Antonio Carlos Rodríguez: adoración por el caballo. "Sí, esto da mucho trabajo todos los días. Ellos comen todos los días tres veces, hay que limpiarlos, atenderlos, hacer que se muevan? Aunque les dediques todas las horas diarias que puedas, siempre te faltan. Este es un trabajo que te tiene que gustar porque podrías dedicarle las 24 horas del día".

Recorriendo las instalaciones, lo frecuente es escuchar al hijo pedir un poni o un caballo por Navidad. "Además del mantenimiento económico en sí, yo no sé hasta qué punto se es consciente de todo lo que implica cuidar de un caballo. Siendo mío, yo estaría tranquilo de saber que aquí hay gente las 24 horas del día con él. Nosotros tenemos todo un sistema de alarmas, personas que se encargan de la vigilancia de los animales, de la alimentación, nuestros caballos comen forraje natural y pienso compuesto de extractos naturales. Es que pueden pasar un montón de cosas si la alimentación no es buena. Para mí, esa atención continua es un gran valor añadido. Yo mismo no era consciente del trabajo que hay detrás de todo esto hasta que me metí en ello".

La hípica "es un deporte único que se te permite establecer una relación muy especial con un animal". Esa premisa sirve para una jornada en familia (también hay gastronomía) más allá del sol y la playa del Sur.