El presidente y fundador de la plataforma digital de transporte compartido BlaBlaCar, Frédéric Mazzella, defiende en una entrevista que quienes les atacan no han entendido bien su negocio, nacido hace diez años y expandido ya a 22 países.

"Nuestro trabajo es poner en relación a gente que hace el mismo trayecto al mismo tiempo. Que un particular ofrezca plazas a otro particular no hace de él un profesional del transporte", indica en la sede parisina de su empresa y cuartel general de los más de 30 millones de usuarios que recurren a ella.

Tras superar un primer asalto judicial en febrero, cuando la Justicia española rechazó el cierre cautelar de su web, solicitado por la Confederación de Transporte por Autobús (Confebus) por presunta competencia desleal, las conclusiones de la demanda quedaron pospuestas en mayo por un expediente administrativo.

"Honestamente, España es un país muy particular", admite Mazzella, que recuerda que es el único en el que han tenido problemas de todos en los que se han implantado y ve como "extremadamente sorprendente" haber acabado en los tribunales.

BlaBlaCar, subraya, "no añade ninguna actividad. No hay nadie que vaya a hacer el trayecto solo para transportar a alguien. No hay un beneficio generado por los conductores. Y a partir del momento en que no es una actividad profesional no puede suponer una competencia desleal".

La comisión que ellos cobran, añade, se incluye "porque la construcción de la plataforma que permite eso necesita un modelo económico para existir", y porque apostaron conscientemente por alejarse de la publicidad.

La idea de su negoció prendió en las Navidades de 2003, cuando intentó pasar en casa las vacaciones pero todos los trenes estaban llenos. Su hermana partió al rescate, pero ver en el camino cómo la mayoría de los coches viajaban incompletos le hizo explorar el potencial de optimizar esas plazas.

La empresa nació en 2006 pero tardó en despegar unos años, los necesarios hasta que el uso de internet en los teléfonos móviles y de las redes sociales se expandió y pasó a formar parte intrínseca de la vida de la gente.

La crisis económica, reflexiona, no ha supuesto un factor determinante en el crecimiento de su negocio, que parte de "una racionalización de los recursos": "Cuando puedes hacer lo mismo ahorrándote 20, 30, 50, 100 euros, lo haces, haya o no crisis".

Los datos que arroja son contundentes y reflejan que "los coches están completamente infrautilizados". El 96 % del tiempo están aparcados, un 0,8 % en busca de una plaza para aparcar, un 0,5 % en atascos y solo un 2,7 % en activo.

La creación de confianza entre los usuarios, con la publicación de sus datos y opiniones de los viajeros, ha sido clave en el aumento de los seguidores, pero implantarse en nuevos países, admite, nunca es fácil.

"La mayor dificultad es hacer que la gente que busca encuentre gente que ofrece. La probabilidad de que dos personas hagan el mismo trayecto a la vez ya de por sí es débil. Y de que lo digan con antelación todavía más", cree.

La empresa no facilita sus datos económicos pero precisa que aunque "tiene pérdidas porque está en plena expansión y crecimiento", su modelo de negocio es equilibrado y fiable, "razón por la que interesa que se expanda".

En doce meses han abierto en ocho países, incluido Brasil (noviembre de 2015), y en este no tienen previstas nuevas incursiones sino consolidarse donde ya están, aunque su interés abarque a "todos aquellos en los que haya coches y teléfonos inteligentes".

Mazzella asegura que sus posibilidades de evolución son numerosas porque todavía hay muchos coches que circulan vacíos. Y dice no temer la llegada de los coches autónomos: "Nuestro oficio es la optimización de las plazas vacías", sostiene sobre un futuro más o menos inmediato en el que ve "mucho trabajo por delante".