Siguiendo el "modus operandi" de las abejas que llevan polen a la colmena, los drones pueden usarse para atrapar la polución del aire y reciclar luego las partículas nocivas como material de impresión 3D, tal como demostrará un proyecto español de investigación, recién seleccionado en una competición mundial.

Denominado UrbanBees (abejas urbanas, en inglés), este novedoso sistema contra la contaminación, definido por un grupo de cuatro alumnos de ingeniería aeroespacial de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha sido seleccionado para disputar la fase final de la competición internacional "Tsinghua-Santander World Challenges of the 21st Century".

Sólo nueve equipos pasarán a la última fase de este desafío promovido por el Banco Santander y la Universidad de Tsinghua, un referente educativo en China y de las mejores del mundo en ingeniería, al que se han presentado instituciones tan prestigiosas como Imperial College London, Oxford, Cambridge, Harvard, MIT, Berkeley o Stanford.

Sergio Pérez, de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la UPM, ha explicado a Efefuturo que, en las demostraciones de viabilidad de su proyecto en Pekín, durante la segunda quincena de agosto, su equipo programará un dron con tecnología de hardware libre Arduino o herramientas similares para lanzar la nave no tripulada al aire a recoger aire contaminado.

Los desafíos iniciales de su iniciativa pasan principalmente por definir la implementación de la red de drones así como la integración en los mismos del sistema más apropiado para atrapar las sustancias contaminantes suspendidas en el aire, explica el experto.

Su equipo, que incluye además a los ingenieros Alejandro Fernández, Diego Ortega y Yajing Zheng, de la UPM, baraja la posibilidad de incorporar filtros, pero también se podría introducir algún tipo de sistema magnético que atrajera las partículas.

La efectividad de esta última propuesta sin embargo estaría supeditada a la tipología de las partículas recogidas, ya que no todos los compuestos metálicos en las mismas responden a la atracción de imanes, precisa el experto.

En una base central, con la idea de que fuera "automatizada" sin presencia humana, los drones serían gestionados con tecnología "inteligente" y estarían dispuestos para salir a atrapar la contaminación cuando los niveles detectados por sensores superaran los umbrales fijados.

Los drones se organizarían por sí mismos en sus tareas y vuelos, tras los cuales regresarían a la base "inteligente" a recargar baterías y depositar el aire contaminado.

Posteriormente las partículas serían "compactadas" con algún método pendiente aún de definirse, pero cuyo proceso añadiría probablemente elementos externos no provenientes de la contaminación, según Pérez.

Se utilizarían para el reciclado las partículas con metales PM10, en referencia al tamaño del diámetro de éstas medido en micrómetros, porque son las que permiten usarse como material para ese tipo de fabricación, continúa.

Los objetos metálicos que se obtendrían con esa tecnología en tres dimensiones, que basa su producción en la progresiva superposición de capas de material, sería de lo más variado, desde monturas de gafas, hasta sillas, llaves u otros.

Aunque la implementación inicial del proyecto estaría pensada para ciudades de China, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la UPM trabaja ya con la idea de darle continuidad, para trasladarlo a cualquier zona urbana y contribuir así a reducir la contaminación aérea.