Las motivaciones para utilizar la tecnología en la cocina española difieren mucho de un interés por ganar en sabores. La mayoría de los que residen este país cocinan y preparan muy buenos platos. Pero, para esa minoría que no sabe defenderse sin la persona que cocine en casa, existen alternativas sencillas y económicas del buen hacer culinario.

Uno de los principales problemas para las personas que no tienen mucho tiempo disponible para cocinar, bien sea por su trabajo o por cuestiones personales, y también el principal problema de los que no saben cocinar, es decantarse por pedir comidas a domicilio. Aunque resulta ventajoso en tiempo, no lo es en términos de finanzas, sobre todo al mediano y largo plazo. La otra opción, es comprar comidas baratas, que a menudo no son saludables por tener un alto contenido graso. Para todos ellos, existen soluciones para comer bien, comer sano, comer delicioso, sin sufrimientos anexos.

Freidoras sin aceite: para comer de forma saludable

Uno de los inventos tecnológicos más interesantes del último tiempo es la posibilidad de cocinar con una freidora sin aceite. A diferencia de las freidoras convencionales, las freidoras sin aceite permiten ahorrar hasta un 75% de grasa por comida, lo que se traduce en un daño de 75% menos al organismo por cada platillo preparado.

La alta ingesta de grasas es el malestar más angustioso relacionado con la comida en España. Por lo tanto, pensar en reducir las grasas considerablemente sin perder una pizca del sabor tradicional de cada comida supone un sueño hecho realidad.

A diferencia de otros electrodomésticos, las freidoras sin aceite no requieren de mucha investigación para hacerlas funcionar. Por ello son recomendables para todo tipo de personas, desde los estudiantes que tienen el horario académico persiguiéndoles hasta los ejecutivos que llegan a casa con la hora justa para comer y devolverse a trabajar. Todo ello, por supuesto, con un 75% más de beneficios para la salud, eliminando todo vestigio de enfermedades producto del alto contenido en grasas de muchas dietas actuales.

Cocinas en piloto automático: lo delicioso no requiere vigilancia

Se les conoce como robots de cocina. No son más que ollas mejoradas hasta el punto de poder preparar desde un guiso o una paella valenciana hasta un roscón de reyes o un pastel de cumpleaños. Todo en un mismo recipiente que a lo sumo ocupará un pequeñísimo espacio dentro del mesón de la cocina.

Desde la llegada de los robots de cocina al mercado español, sus ventas no han parado de crecer. Todo esto tiene que ver con la facilidad con la que trabajan, y la autonomía que ofrecen, pudiendo preparar por cuenta propia complicadísimos platillos, y hasta recetas no accesibles para la mayoría de los mortales.

Algunos tienen sistemas operativos internos que le permiten diferenciar un arroz blando, uno duro y uno al dente, y prepararlo según el criterio propio. Este criterio depende siempre de las recetas que vengan cargadas en su sistema. Algunos de los mejores robots tienen hasta 100 recetas distintas, se pueden configurar de forma remota o programar para hacer la comida a horas específicas, lo que termina siendo ideal para los que quieren ahorrar en la factura eléctrica, y le ordenan cocinar al robot a las horas en las que el precio de la luz baja.

También es ideal para los que llegan de fuera de casa a una hora específica, y necesitan encontrar la comida recién hecha, sin mucha sal ni el riesgo de haberse quemado. Es que comer delicioso no significa saber cocinar. Es cosa de robots.