Se han convertido en una forma cada vez más habitual de comprar y de vender. Se necesita liquidez y buenos precios, todo está en venta y el mejor postor se lo lleva. Pero las subastas no siempre consisten en un trato de mutuo acuerdo: muchas se abastecen de aquello que la Seguridad Social embarga o la Tesorería decomisa en aeropuertos