Después de que Fernando Bravo haya dejado encerrados a Aníbal y Román en el palacio de la duquesa, los dos hermanos conocerán a Hugo, alguien con quien comparten más de lo que creen. Por su parte, Lobo descubrirá que el padre de los Bravo sigue vivo y no parará hasta vengarse de él. Además, para mantener su autoridad, cada vez más desgastada tras la llegada del teniente Ruiz, el terrateniente le ofrecerá al militar la mano de una de sus hijas. Mientras tanto, Elena se verá obligada a cumplir sus obligaciones como nueva administradora de Casa Grande y tendrá que reclamar a los vecinos de la localidad la deuda histórica que tienen contraída con Lobo.