Si uno es originario de otros terruños canarios que no sean el de La Palma, a pesar de las patrias chicas, asentirá cuando se le da el título de Isla Bonita.

Lo merece.

Pero si de atributos naturales va sobrado el territorio hermano con forma de rapadura, cuando se cae en la cuenta -tanto el excursionista-senderista, "sofá-cista" y gourmet como el barranquista..."- es que tenemos tal maravilla para escaparnos, prácticamente en las narices, que en un momento dado ha de aprovecharse tan preciado destino.

Estoy seguro de que Pedro Cruz, hasta hace poco director del Parador Nacional de las Cañadas del Teide y, desde hace unos meses, al frente del complejo palmero ubicado en Breña Baja, convendría con un servidor que desde este "cuartel general", cualquiera con ganas de escapada tendría servido todo lo que se puede pedir cuando de naturaleza y solaz se trata.

Antes que nada, si observamos con tranquilidad los paisajes palmeros, obtendremos cuatro variantes cromáticas: el negro del basalto, el rojo de la toba volcánica, el verde de la vegetación y el azul del Atlántico.

En el Norte existen barrancos profundos por donde discurre el agua depositada en las cumbres. En la zona central se encuentran bosques de pinos y laurisilva y en la zona suroeste, zonas volcánicas debido a la reciente actividad volcánica.

Así puestas las cosas, si nos da por "desconectar", el lugar perfecto puede ser, din duda, el Parador, con ese aire de refugio que deja al viandante -exigente, sigiloso o apesadumbrado- en un estado de bienestar, unidas las propuestas de cultura, ocio y actividad al aire libre, en una naturaleza aún virgen como puede ser la de Los Tiles.

A todo ello se une una gastronomía peculiar y de orgullo cultural, que no sólo aporta lo sabroso de la tradición, sino todo el componente de fusión aglutinado en siglo de vaivenes y hombres de la mar que recalaron -y fundaron hogares- en una tierra agradecida y desbordante de verdes.

Los playeros se van a encontrar arena negra y aguas profundas. Esa arena negra va absorbiendo el calor del sol y en días fuertes es cómico ver los saltos de los que buscan a gritillos adentrarse en el agua.

Los bañistas deben tener en cuenta que La Palma se levanta como una pirámide en medio del océano; el litoral es muy abrupto y las corrientes del océano provocan mareas muy vivas. Como para estar pendientes. Un lugar para darse un baño como Dios manda es la playa de Los Cancajos, nada lejos del aeropuerto de Mazo.

Vámonos ahora a curiosear en los vestigios de nuestros ancestros. Hace cinco siglos, la zona ocupada por el actual municipio de Mazo pertenecía al cantón de Tigalate (uno de los doce en los que los aborígenes prehispánicos habían dividido la isla).

Fue en estos lugares donde en el siglo XVIII se encontró uno de los primeros yacimientos arqueológicos de Canarias. El conjunto lo forman diez cuevas de habitación (cuya propiedad atribuye la tradición a los reyes Jariguo y Garehagua) y una estación de grabados rupestres.

El centro cuenta con paneles explicativos, maquetas, documentación fotográfica y materiales multimedia (información, 922 440 090).

Cabe destacar que uno de los fuertes de la Isla Bonita es la posibilidad de desenvolverse en lugares tocados por la expresión más bella de la naturaleza. Desde 1983, el bosque de Laurisilva Los Tilos está catalogado como Reserva de la Biosfera por la Unesco.

En 2002 se amplió esta declaración a toda la isla. La Palma fue la primera isla canaria en albergar un lugar de este tipo. Por otro lado se encuentra el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente así como otros entornos sujetos a diferentes fórmulas de conservación según establece la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos.

Vamos a tomarnos un baño en una de la playas más carismáticas en la isla palmera, Los Cancajos (municipio de Breña Alta). La más concurrida de la costa oriental de la isla y la que mayor número de servicios ofrece en esta zona. Pertenece a un núcleo de servicios turísticos muy próximo al aeropuerto y a escasa distancia de Santa Cruz de La Palma. Tiene unos 600 metros de longitud y un buen aporte de arena.

Está situada a los pies del Monumento Natural Risco de la Concepción (hasta la construcción del primer túnel a principios del siglo XX, la única manera de sortearlo era con la marea baja). Es muy popular entre los habitantes de la ciudad capitalina.

Sólo queda decidirse, cerrar pasajes y encaminarse a un destino precioso. Equipaje ligero.

A TENER EN CUENTA

Debido a su formación y localización, La Palma presenta unos paisajes únicos. A La Palma también se le conoce por los sobrenombres "La Isla Bonita" y "La Isla Verde", debido a la vegetación que la cubre. La isla no sólo recibe agua a través de precipitaciones, sino que además lo hace a través de la lluvia horizontal. Los vientos alisios traen nubes cargadas de agua hasta las cumbres de la isla, formando brumas que la vegetación, especialmente la laurisilva, condensa, produciendo este fenómeno conocido como lluvia horizontal.

Por la altura que alcanza sobre el nivel del mar, han sido construidos numerosos observatorios en el Observatorio del Roque de los Muchachos. La ubicación geográfica, en medio del Atlántico, y el peculiar clima provocan la formación de nubes entre los 1.000 y 2.000 metros.