De acuerdo que uno se puede sentir un poco remolón a la hora de moverse, aun cuando tiene los incentivos para pasar unos días distendidos justo a "tiro de piedra". Comprensible.

Pero, todos sabemos también que, a la hora de procurarnos una escapada, basta un respingo para moverse, pues siempre vale el pensamiento popular de "peor pensado que hecho". Así de tozuda es la experiencia colectiva.

Vamos a acogernos a la sabiduría de los ancestros, coger los "apechusques" y la mochila, y acercarnos a la isla vecina tomando como "pretexto" uno de sus estandartes entre las manifestaciones populares: la fiesta de La Rama, en el pueblo marinero de Agaete.

Júbilo con estética muy particular en honor de Nuestra Señora de Las Nieves, tanto es así que los festejos fueron declarados Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1972.

Estamos a tiempo, entonces, de cuadrar nuestra agenda hacia el día 5 de agosto, pues en la víspera, este domingo 4, miles de danzantes, al ritmo de las bandas de música del municipio, recorren la villa agitando ramas en el aire, hasta llegar al santuario de la Virgen de Las Nieves.

Según algunos estudiosos en la materia, podría tener connotaciones similares al rito aborigen para invocar las lluvias que repetían los aborígenes trayendo ramas desde la montaña de Tirma. Luego, golpeaban el mar con las mismas mientras pronunciaban plegarias como rogativa a Dios. En el caso de la actual fiesta, dichas ramas se entregan a la imagen como ofrenda.

Luchando lo mejor posible contra el calor, lo importante es conseguir y bajar la rama del árbol. Para algunos, cuanto más grande sea, pues mucho mejor.

El camino hacia la playa es una auténtica marejada que hipnotiza y electriza a los que comparten unos momentos inolvidables.

A pesar de su reducida superficie, la topografía de Agaete es, en general, muy abrupta. De ella sobresalen tres cuencas principales: El Risco, Guayedra y Agaete, alcanzando una altitud máxima de 1.180 metros en la zona cumbrera del Pinar de Tamadaba.

En el pueblo, lugar de destino del ferry que une Gran Canaria con Tenerife y otros puertos de las Islas, lo suyo es disfrutar de la gastronomía que se ofrece en muchos de los establecimientos en los que el pescado fresco es uno de los reclamos para propios y foráneos.

Desde Agaete, el viajero puede encaminarse a núcleos cercanos con atractivos suficientes como para redescubrir. Gáldar, Santa María de Guía, Moya, Arucas, Firgas, Teror, Valleseco, Artenara... Incluso, Las Palmas de Gran Canaria.

Merece internarse en la riqueza natural de esta isla. Gran Canaria es un continente en miniatura, con un muestrario de paisajes muy poco corrientes, en medio de un archipiélago enormemente diverso. Por ello la Unesco decidió otorgar a la isla el sello de Reserva de la Biosfera.

Casi la mitad del espacio geográfico ha quedado incluido en la Reserva, abarcando seis núcleos de población rurales, vinculados a actividades tradicionales.

Ya de paso, vamos a darnos un paseo por interesantes yacimientos arqueológicos, algunos de gran espectacularidad, donde se conserva el patrimonio de las comunidades prehispánicas. Para descubrir todo este mundo antiguo hay todo un abanico de lugares.

Obligado acudir al Museo Canario, en la capital, y al Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada, en Gáldar. El Museo de la Cueva Pintada le permitirá conocer los restos de la antigua comunidad de Agáldar, abiertos y acondicionados al público tras más de 20 años de trabajos de excavación.

(+ info: http://www.grancanaria.com/patronato_turismo/Patrimonio-Arqueologico.9669.0.html)