Aunque actualmente sean vistas más como un complemento de moda que como una protección saludable para nuestros ojos, la utilización de gafas de sol es muy importante durante el verano, ya que es el período del año en que aumenta la cantidad de tiempo que estamos expuestos a la radiación solar.

Ya sea en la playa o en la ciudad, las gafas de sol son nuestras aliadas para proteger nuestros ojos de la rayos UV o, lo que es lo mismo, la radiación ultravioleta.

Esos rayos son perjudiciales a los ojos y pueden provocar distintos problemas oculares a corto, medio o largo plazo.

De ello ya se habían percatado los esquimales que, viviendo en condiciones de extrema luminosidad, se fabricaban gafas totalmente cerradas con una pequeña ranura central que reducía la luz que llegaba a los ojos. No eran específicamente unas gafas de sol como las conocemos hoy, ya que no reducían la acción de los rayos a través de una lente trasparente, pero tenían la misma función de protección ocular.

Es ya a principios del siglo XX cuando las gafas con lentes oscuras empiezan a hacerse un hueco en la sociedad. Utilizadas al principio por los enfermos de sífilis, que tenían en extremada sensibilidad a la luz, uno de los síntomas de su enfermedad, fueron poco a poco tornándose populares, sobre todo entre las primeras estrellas de cine. Se dice que las utilizaban para proteger sus ojos, que se quedaban rojos y se volvían especialmente sensibles por la utilización de lamparas de arco voltaico, extremadamente fuertes, durante los rodajes.

También se puede pensar que las primeras estrellas de cine ya utilizaban gafas para esconderse de sus fans e intentar pasar desapercibidas en su día a día. Sea como fuere, en 1938 la revista Life ya hablaba de que las gafas de sol eran el capricho favorito de las mujeres americanas.

Actualmente, las gafas fabricadas en china han invadido los mercados mundiales a precios de risa. Pero es muy importante tener en cuenta el factor de protección en el momento de comprarse unas gafas de sol. Unas lentes oscuras no siempre filtran adecuadamente los rayos UV. De hecho son muy peligrosas las gafas de sol que no tienen filtros de protección UV ya que, al engañar el ojo por no recibir tanta luz, hacen que se dilate la pupila y que se reciba todavía más radiación que si no lleváramos gafas.

Tampoco las lentes espejadas, tan de moda ese verano, garantizan protección extra. Tengo visto últimamente a muchos niños con gafas de sol y me pregunto si las mamás saben lo que acabo de comentar. Hay que tener especial atención con las gafas de sol para ellos.

Aunque a nosotros simplemente nos parezcan muy monos los niños con gafas de sol, en realidad es casi más importante que ellos las lleven, ya que necesitan más protección contra los rayos UV que los adultos. Eso se debe a que el cristalino es especialmente transparente, y por lo tanto deja pasar más radiación ultravioleta, en los niños hasta la edad de 12 años. Así que, a pensar dos veces antes de comprarse cualquier gafa en cualquier sitio, por guapa que sea. Si no tienen certificación CE (Certificado Europeo) y protección UV, no de-bes comprarla. Tus ojos lo agradecerán.