La conocida popularmente como playita de Bajamar, en realidad tiene nombres propios, en concreto el de San Juan, aunque también hay quien la conoce como la del Castillo.

Este pedazo de arena se refugia de la fuerza de la mar del norte gracias a la escollera que la abraza y le sirve de elemento protector, si bien esta muralla artificial, que acostumbra a sufrir los duros embates de esa naturaleza viva y cambiante que son las mareas, en ocasiones se quiebra.

Con todo, este espacio responde al perfil de playa urbana, que desde esta condición se convierte en un lugar que resulta apto para el disfrute de familias, así como también de personas mayores. Además, se encuentra bordeado de un paseo marítimo por el que resulta placentero caminar a la vista del horizonte y sentir las caricias de la brisa marina.

La playa está enclavada en el núcleo costero de Bajamar, una zona tradicional de baño que siempre ha destacado por la singularidad que representan las piscinas construidas junto al litoral, y todo ello en un espacio donde se reconocen puntos como el Caletón de Tierra, Mariane, La Baja de Colacho o La Rajada, que simbolizan la relación de convivencia del canario con su litoral.

Con unos 220 metros de longitud, en forma de arco, y unos 24 metros de anchura, la playa de San Juan está compuesta por una mezcla de grava y arena, ideal para tomar el sol. Además, el graderío que la circunda ofrece un espacio para tumbarse al sol.

La mesa informativa sobre la piscina del Castillo, instalada en la terraza superior de las piscinas, está centrada en la formación del oleaje, uno de los elementos distintivos y característicos de este punto de la costa, uno de los más admirados por los isleños.

Como dice la letra de la copla que los recordados Huaracheros popularizaron con su música, "¡Ay, Bajamar!, mi pueblecito norteño, dios te quiso tinerfeño como feliz bendición. ¡Ay, Bajamar! que tras Anaga te escondes, déjame besar tu nombre con mi sentida canción".

Y, como final, parafraseando una reflexión escrita del alcalde, Fernando Clavijo, " son muchos los recuerdos que a todos los laguneros nos vienen a la mente cuando pensamos en la costa del municipio. Llega el verano y todos buscamos acercarnos al mar, tan propio de nuestra idiosincrasia, y qué mejor lugar para hacerlo que las playas y piscinas de La Laguna".