Tras la conclusión de los trabajos de afianzamiento de las estructuras del edificio Alsaca, en plena Rambla de Pulido, que no han estado exentos de problemas y retrasos a lo largo de los últimos siete años, los propietarios podrán regresar a sus hogares, aquellos que tuvieron que abandonar una tarde del sábado 6 de abril de 2002 cuando los pilares crujieron y ya no hacían aconsejable la estancia.

Aunque el paso del tiempo ha podido causar mella entre las familias que habitaban estas casas, porque sus situaciones personales han cambiado desde entonces, se presenta una nueva oportunidad con la entrega de la obra en lo que se refiere a los espacios comunes, un acontecimiento que tendrá lugar a finales de mayo o principios de junio, lo que representa que "podamos entrar a nuestras viviendas", según Miguel Domínguez, uno de los afectados.

Sin embargo, puntualizó que aún no ha finalizado su epopeya, pues en lo que respecta a los interiores de las viviendas, "cada uno de nosotros tendrá que asumir el coste de su arreglo, ya que en la primera oferta con la empresa Dragados se había establecido así, pero nos entregó la obra sin terminar ese aspecto". En el edificio ya han concluido los trabajos para la estabilidad de la estructura, mientras que la actuación que se está realizando en la actualidad corresponde a los remates de las zonas comunes y el forjado del garaje.

El coste de un imprevisto

En lo que respecta a las acciones de cada domicilio, ya se ha contratado con la empresa Cosmos el remate de los espacios comunes y las zonas comerciales, "a cuya finalización, el edificio volverá a ser habitable". Además, los propietarios han asumido, sin ningún tipo de subvención, la conexión a la red eléctrica.

A lo largo de estos siete años, se ha tenido que hacer frente a cuantiosas inversiones económicas, que suman alrededor de 68.000 euros por cada propietario, "sólo para lograr la estabilidad del edificio". Pero no se acaba el próximo mes la incertidumbre, pues el precio estimado de los trabajos en cada una de las viviendas ronda los 40.000 euros, con lo que el importe total para volver a la normalidad supera los 100.000 euros por cada familias. Todos esos gastos se han afrontado "sin un consorcio de seguros por medio, porque se vincula el incidente a las consecuencias de los vicios ocultos en la construcción originaria".

Domínguez indica que "la única esperanza que tenemos es que vamos a ir a vivir en un edificio prácticamente nuevo, pues se han puesto persianas en los balcones y equipamientos nuevos, lo que nos hace pensar que, hasta cierto punto, la inversión ha valido la pena". Asimismo, comenta que a lo largo de este tiempo el entorno de la rambla de Pulido ha mejorado gracias a las obras del tranvía, unas obras que han aportado "un mayor nivel de calidad de vida, ya que hay menos polución y ruido. Además, somos el edificio más seguro de esta vía, ya que la superficie en la que se asientan estos inmuebles, según los estudios geotécnicos, es un suelo poco estable".

Además, la ejecución de este proyecto ha contribuido a mejorar la accesibilidad, con la instalación de una rampa en la primera planta, que elimina los más de 20 escalones antiguos y el ascensor ha bajado al nivel de la calle, gracias a la cesión gratuita o por medio de compensación de parte de la superficie por parte de los propietarios de los locales. Además, a medida que ha transcurrido este tiempo y los trabajos se han ido desarrollando, el edificio Alsaca ha incorporado los avances más destacados en materia de seguridad y adaptándose a las exigencias de la normativa.

Vidas cambiadas

En estos siete años de larga espera, la situación de las familias y la realidad del edifico ha cambiado, "pues muchos han tenido que pagar alquileres, mientras que los que estaban aquí de alquiler se han ido y las empresas cambiaron de ubicación o cerraron, lo que ha supuesto un trastorno para todo el mundo". También hay personas jubiladas, que son la mayoría, "y tenían sus casas pagadas desde hace años y ahora se han visto que tienen que hacer un importante desembolso económico", comenta Miguel.

Para los habitantes de Alsaca los últimos siete años han sido tiempos duros y de escasas ayudas, hasta el punto de que tendrán que hacer frente a las licencias de obra, pues a pesar de que el ayuntamiento les ha aplazado el pago, en mayo tendrán que afrontar el abono de más de 60.000 euros, pues "no se ha logrado encontrar ningún aspecto legal que evitara ese pago". Sin embargo, valoran las facilidades a la hora de concederles las licencias, para agilizar su situación, "pero hemos tenido que pagar, aunque no se nos ha tratado mal, ya que el ayuntamiento nos ha facilitado todos los trámites".

En el edificio Alsaca, que se divide en dos bloques, el 12-A y el 12-B, se reparten un total de 8 pisos en cada uno de ellos, además de dos áticos, locales comerciales y oficinas en el primer y segundo pisos. En cada uno de los pisos hay dos viviendas, lo que representa que en apenas un mes 24 familias empezarán a dar los primeros pasos para dejar atrás los momentos difíciles, aunque deberá hacer frente a más desembolsos económicos y a superar las heridas del tiempo y la amargura que les ocasionó abandonar algo por lo que habían luchado toda su vida y que aún sigue siendo un reto.